Que todos los políticos son unos farsantes y corruptos es una realidad constatada. Las honrosas excepciones deben demostrarlo. ¿No creen? Se ha pasado de la parte en el todo al todo menos la parte siempre que se pruebe. Ser progresista hoy día es un error, incluso aquellos que lo manifiestan también están equivocados.

A veces nos preguntamos cómo es posible que corruptos como Lula da Silva tenga seguidores que le aclaman y le siguen allá donde vaya, incluso a la cárcel. Y qué decir de Puigdemont, con ese falso lacito amarillo (a Juan Ramón Jiménez le gustaba mucho el color amarillo, si se hubiese enterado de que Puigdemont lo tiene como adorno permanente en su solapa seguro que hubiera preferido el azul cobalto), acompañado siempre de seguidores que le aclaman, le solicitan fotos, le defienden hasta en la más absoluta ignorancia. Y de eso se trata, de la ignorancia. El nihilismo de Nietzsche nos acoge, lleva a los individuos a la violencia, a la desesperación.

Ser ignorante hoy día es mucho más certero que ser progresista, pero es un error. Ignorantes son todos aquellos que siguen a los corruptos, que creen en los políticos y en sus partidos. A un político el pueblo le importa poco o nada, y continuamente le está creando un odio hacia los demás partidos que incita a la capacidad de generar violencia, ya sea verbal en las redes sociales o física como en las calles de Cataluña. Ese nihilismo de la desesperación es tan solo ignorancia.

Les recomiendo que, si están afiliados a algún partido político, rompan sus carnés, sus credenciales. El ser humano inteligente debe apartarse de la falsedad y la corrupción, de todos aquellos medios que viven no ya de la prensa amarilla o rosa, viven de la prensa fácil, apartarse de los políticos, de los partidos, apartarse de todo aquello que pierde el tiempo en la falsedad de una Casa Real enquistada, apartarse de la falsa cultura que confunde tan sólo al ignorante, apartarse de la falsa educación manipulada. El ser humano necesita reconocimiento, dignidad. Este sistema ha fracasado, ha muerto y ellos no nos van a crear otro.

Rompa su carné, mírese en el espejo, usted mejor que nadie debe ser dueño de sus actos, debe ser dueño de su propia libertad. Defienda usted todo aquello que nadie va a defender, y no se engañe, ni sea ignorante, sólo hay una verdad, la única, y esa verdad es usted. Y si duda, recuerde: todos los políticos son unos corruptos y las honrosas excepciones tendrán que demostrarlo.

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