Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

El (casi) último de Mora Claros

Un mes después de un trabajo demoledor seguimos en la resistencia a algo que sabemos que no nos ganará

Dios me libre de ni tan siquiera pretender acercarme a mi compañero Juan de la Huerga, uno de los descubrimientos de estos días de confinamiento y que, desde hoy, les animo a que se asomen a su artículo en la web del diario hermano de Sevilla, porque su El último de Rioja es una de mis primeras paradas en el repaso mañanero a una realidad de la que dan ganas de escapar. Digo lo de descubrimiento, porque lo de Manuel Barea no lo es. Una de las mejores plumas (perdona, tío) que uno tiene la fortuna de echarse encima y que desde que comenzó esta coña marinera, es otra de mis paradas obligadas y que Huelva Información les trae a diario.

Estos días son, de lejos, lo más duro que he hecho en mi vida profesional. Así de claro. Con mi compañero de infortunios (gracias Alberto por esa foto de Facebook que no sé cómo sacaste, porque no te vi) Antonio y la de más cosas -Eva- componemos el equipo de guardia habitual de estas páginas. El resto del equipo está en sus casas, pegándose con el ordenador ("enciéndemelo, tío" es la frase más escuchada sobre todo a primera hora de la mañana), con la conexión que va y viene y con la claustrofóbica sensación de querer salir a la calle, donde siempre ha estado la noticia, para poder contársela a ustedes.

A Antonio le dio por poner un papel en la pared con la leyenda, "Somos la resistencia" y además de que me da por reír cada vez que lo veo por la mañana, me da ánimos para ese vacío tenebroso que produce una redacción sin gente. Y ya van muchos, demasiados días. Decía el otro día que el trabajo de este mes es como cuando en una noche electoral cierran los colegios en Canarias. Si hasta ese momento no había pasado nada, de repente se desata el temporal y todo pasa al mismo tiempo, sin capacidad para asimilarlo. Bueno pues así, desde hace treinta días.

Por supuesto que no somos tan importantes como el personal sanitario que se asoma todos los días a eso que hemos bautizado como "primera línea" en la lucha contra el coronavirus; ni como aquellos que velan por nuestra seguridad en medio de reproches incomprensibles; ni como los que abren sus tiendas para que sigamos comiendo, o como los que limpian nuestro entorno para protegernos. No necesito recordar por qué hago lo que hago. Me apasiona como el primer día y creo que lo hará hasta el último. Si hemos aportado nuestra pequeña ayuda en todo esto, me doy por satisfecho. Es verdad Antonio, somos la resistencia. Y resistiremos, a pesar de Manolo y Ramón. Pesaos son.

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