Ajuste fino

Antonio Castro / Ancastro@huelvainformacion.es

De la tragedia al olvido

Amedida que se va perdiendo en el tiempo la huella más intensa del caso Mari Luz, los propósitos que nacían de las instancias públicas sobre la necesidad de poner coto a los fallos judiciales que derivan en este tipo de tragedias se diluyen en el olvido.

Ocurre como con esas supuestas intenciones de abordar los casos de violencia de género cuando son objeto de fuerte trascendencia mediática, que terminan perdiéndose en un voluntarismo insulso, como evidencian determinadas actitudes de representantes públicos que a veces no demuestran los necesarios escrúpulos con los agresores... O los buenos propósitos que con frecuencia se expresan en relación con casos de xenofobia, que sólo mantienen la conciencia viva en los momentos en que la tragedia tiene relieve mediático.

Seguimos inmersos en una actitud hipócrita que sólo responde en momentos puntuales, cuando la defensa de los derechos del hombre y la mujer se convierten en mercancía política.

Hace unos días, un familiar de la pequeña Mar Luz anunciaba una huelga de hambre para pedir cadena perpetua para los culpables. El obispo de Huelva comprendía la actitud de estas personas, y cualquier ciudadano podría compadecerse de posturas así cuando observa cómo el olvido entierra los duros momentos que sucedieron a la aparición del cadáver.

Todo apunta a que, al margen de discursos políticos, nos estamos acostumbrando a activar las conciencias sólo a golpe de tragedia y a olvidar después cada vez con más facilidad hasta que la realidad nos coloca otra vez de frente ante un nuevo caso.

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