Ya estamos en Semana Santa. El tiempo acompaña y la calle se convierte en punto de encuentro para acompañar y disfrutar de las cofradías pero también de una ciudad y una provincia que se abren al turismo y que ofrecen un paquete que pocas pueden igualar. En Huelva se puede tapear, pasear por la playa y admirar el patrimonio de una Semana con estampas imborrables.

Huelva es amable y debemos aprovechar la oportunidad para atraer al visitante, a la familia que llega desde Madrid, Extremadura, País Vasco o resto de Andalucía en busca de sol y playa (a eso no podemos renunciar) pero también de una buena gastronomía y una Semana Santa cómoda como pocas.

Saquemos partido de nuestras virtudes y, aunque estemos en plena campaña electoral, dejemos al margen una lucha de intereses particulares en beneficio del bien común para todos los onubenses.

En la trabajadera estamos todos y el paso debe ir acompasado, bien guiado a través de los ojos del capataz. ¡Cuánto podemos aprender del anonimato, trabajo constante y disciplina bajo el costal!

El turismo ha sabido marcar su ritmo en Huelva y, con los años, destacar por ese andar elegante y cuidado para alcanzar el movimiento majestuoso de los grandes pasos. No perdamos el compás porque corremos el riesgo de quedarnos atrás, ajenos a la inmediatez con la que las nuevas tecnologías y cambios sociales obligan a reajustar el caminar.

El turismo requiere formación, innovación y sacrificio porque el cliente exige además de calidad, rapidez, atención y servicio prácticamente durante 24 horas al día. No es nada extraordinario; pensemos lo que cada uno de nosotros buscamos cada vez que salimos de viaje para desconectar del día a día y disfrutar junto a la familia y amigos. Eso es lo mínimo que debemos saber ofrecer. Está muy bien un destino único, pero no es suficiente.

Miremos nuestros fallos y no queramos culpar de los fracasos o de malos resultados a los demás. Las previsiones para esta semana nos acompañan con estimaciones que superan las de años anteriores y apuntan al 85% de ocupación hotelera. Saquemos tajada de ello.

La riqueza patrimonial la tenemos, el marco también; sólo queda dar ese primer toque desde el llamador para iniciar ese saber andar y lucirse de Norte a Sur y de Este a Oeste de la provincia, para dejar huella en el visitante con ese racheo que invita a una segunda visita.

¡Vamos a ello!

¡A ésta es!

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