palabra en el tiempo

Alejandro V. García

Entre tópicos

UN colega periodista dijo el otro día en la tertulia nocturna del canal 24 Horas que el problema de los andaluces, y la causa por la que el pueblo ha votado treinta años seguidos al PSOE, es que sufren un "déficit informativo", igual que en Sudán los niños padecen un déficit alimenticio. A Andalucía no llega la información que sí llega al mundo civilizado. Canal Sur, explicó, ha levantado una muralla bíblica que impide ver la auténtica realidad. El periodista, supongo que madrileño, dijo todo esto muy serio. No bromeaba. Un compañero de mesa replicó que aquí también se ven otras televisiones y hay periódicos, incluso (¡oh!) internet, pero el otro repuso que no, que en Andalucía los lectores de periódicos de Madrid (que son los que dicen la verdad) son una minoría selecta y los televidentes que cambian de cadena son residuales. La mayoría que ha votado hasta ahora al PSOE es una mayoría cautiva (o cautivada) por la monserga socialista de Canal Sur.

No me escuece qué piensen dentro o fuera de Canal Sur (si yo contara lo que pienso de Telemadrid...) pero sí me resulta pintoresca la idea que algunos se han formado de Andalucía a partir de la cantinela del voto cautivo, el régimen socialista y el pueblo subsidiado: una mezcla turbulenta de la Cuba de Fidel, la tierra de María Santísima y el tercermundo iletrado. ¿El resultado? Mucho peor que africanos: constituimos una tribu de incautos hipnotizados que cambiamos jamones de Jabugo por cuentas de vidrio.

Que haya tipos que imaginen semejantes pavadas no es casual. Lo sostienen porque lo han oído y lo han leído muchas veces y ellos mismos lo han enriquecido con aportaciones aún más alucinantes porque políticamente les resulta interesante. Dicen que a Javier Arenas no le cae bien el argumento del votante sojuzgado ni la imagen del andaluz como un tipo ciego capaz de poner en venta su voluntad por una paga de miseria. No le gusta aunque ha sido la derecha la que ha puesto en pie semejante tópico de tópicos, y lo ha hecho con tal solidez y meticulosidad que lo ha convertido en un recurso retórico de uso frecuentísimo.

El propio Arenas, con su equivocada incomparecencia al debate electoral en Canal Sur bajo el pretexto de que la cadena es parcial, no ha hecho sino afianzar la idea de que los andaluces somos un pueblo esclavizado por el discurso ideológico de una televisión única y todopoderosa. Tan omnipotente que hasta los candidatos del partido contrario, por el mero hecho de pisar el plató, beber un vaso de agua o respirar, se arriesgan a sufrir un contagio fulminante de socialitis que les confunda el discurso y los hagan gritar como posesos "¡viva Griñán!".

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