Resulta que a estas alturas de la vida y gracias al político italiano Mario Draghi, se entera uno que el nombre de nuestro Presidente Sánchez, es el de Antonio. Conclusión, soy "tocayo" del señor Presidente. Cierto es, que más allá de la anécdota, verdaderamente reveladora del peso internacional de nuestros políticos, por muchas giras propagandísticas que se hagan para vender internamente el producto conseguido con fastuosidad en la envoltura pero con matices de dudosa utilidad y uso práctico, una vez desenvuelto - la letra pequeña para entendernos - y que convierten en inviables, cuando no improductivas las propuestas presentadas.

Pero bueno, así es mi "tocayo" que lo mismo proclama como un éxito sin precedentes la conversión de una península, geográficamente hablando, en una "isla energética" - habrán notado la diferencia del discurso de Portugal y España sobre el tema - la euforia de unos y la prudencia de los otros, dado que la propuesta aún deben analizarla, autorizarla y, luego, ejecutarla.

No es fácil el tema pues lo que a priori parece interesante, a la larga no lo parece tanto porque es una especie de principio de ruptura del mercado único europeo, basado en que no se produzcan aumentos en los costes fiscales, no haya distorsión en la competencia, ni se enturbien los mercados internos…

Y es que las familias nunca saben a qué atenerse; no hace tanto, se hablaba de los riesgos de la "deflación", ahora, nos arrincona la "inflación". ¿Se enteran ustedes de algo?, a que no y yo tampoco, pero lo malo es que parece que no se enteran siquiera los que nos gobiernan. Sin embargo, la realidad es que los españoles, cada vez tenemos menos dinero en el bolsillo, el Gobierno cada vez recauda más - por mucho que los expertos y otros países aconsejen bajar determinados impuestos - los precios siguen subiendo, lógicamente, cada vez ahorramos menos y, en consecuencia, somos más pobres. Afortunadamente, aunque hay atisbos de cambios, la presión social es aún tolerable y sigue vigente el "mantra", bien publicitado, de que el recorte de gastos pone en riesgo el estado del bienestar, porque no es totalmente cierto y mi "tocayo", lo sabe y la prueba de ello, es que no dijo la verdad a los Presidentes de las CCAA, al prometerle la bajada de impuestos.

La realidad es que el "tocayo", parte de un error de diagnóstico, ¿intencionado?, ni valora siquiera el origen - la etiología - estructural de nuestras dificultades y, por tanto, nunca aplica, ni en tiempo ni en contenidos, el tratamiento adecuado ante los problemas, aplicando una "tirita" para una "cornada en la femoral" y así, no hay solución. O bien, la culpa de todo es de "la pandemia, Filomena, el volcán, Putin o la guerra…", nunca lo son sus desacertadas o tardías decisiones. De ser así, entonces, mi "tocayo", es un "gafe" y, por aquí, en este caso, más que mi "tocayo" sería mi "pitorra", don Pedro Antonio.

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