Examinando viejos escritos, en mi archivo de recuerdos onubenses, me encuentro con uno muy curioso que viene a testificar el valor de la tradición oral, donde se pueden mezclar ilusiones, verdades o fantasías del pueblo, siempre ávido de cosas misteriosas .

Valdría la pena recopilar muchas de esas leyendas existente en el patrimonio onubense que, aunque solo fuera por el sentido de historia vieja que da a nuestra ciudad, bien vale la pena conocerlas.

Desde niño oí contar la leyenda del "Tesoro del Moro" en la barriada de la Vega Larga, nuestro actual emplazamiento de la plaza de la Merced, Paseo de la Independencia y alrededores.

En las tertulia del barrio se contaban fantasías de sucedidos en la zona de marismas, que asombraban a los pequeños y hacían sonreír, con cierta curiosidad callada a los mayores.

Al haber nacido en aquella plaza, puedo testificar que año tras años oí narrar lo del tesoro que unos moros enterraron por estos lugares, antes de su expulsión de la tierras castellanas. A través de la literatura hemos conocido centenares de historias, parecidas a esta, en ciudades que tuvieron gran arraigo árabe, como Toledo, Córdoba, Granada, ya que la fantasía de soñar con ricas herencia moras es una causa que sigue todavía navegando sin rumbos, dadas su poca fiabilidad al no tener datos que confirmen la certeza de los hechos.

Se decía que había una gran cueva en la zona denominada de la "Huerta de la Merced", detrás del antiguo convento, después Hospital Provincial y hoy sede universitaria. La Cueva existió, yo la conocí y la exploré en varias ocasiones. Era profunda y oscura, y los temores a los derrumbamientos hizo que la autoridad municipal la tapiara. Una Cueva conocida y datada de antiguo por frailes de la Orden de la Merced, contigua a su convento, quienes contaban que allí aparecieron vertebras de ballenas gigantes y otros restos antediluvianos.

La historia sigue contando que al huir los moros de esta zona geográfica, escondieron sus tesoros Y aquí comienzan la ilusiones del pueblo, siempre deseoso de encontrar sorpresa apetecidas.

Unos afirmaban que los tesoros fueron escondido en otros lugares como la Fuente Vieja, o el antiguo cementerio en la ladera del cabezo de San Pedro, por la parte de la antigua Cuesta del Carnicero.

Muchas conjeturas, pero el tesoro no aparecía. Durante mucho años fui testigo cada vez que se echaba abajo una casa de aquella zona, mucho vecinos se arremolinaban al redor de los trabajos por si acaso veían algo en relación con la leyenda. Si es cierto que en varias ocasiones, como me comentaba el recordado Diego Diaz Hierro, aparecieron vasijas con monedas, pero nada más.

Pese a esto la leyenda del Tesoro del Moro continua por el sector mercedario. ¿Sería cierta la historia? En las dos reformas urbanas que he conocido nada apareció. Esperemos que en la tercera, que va a comenzar el Ayuntamiento, con un poco de suerte encontremos algo más que llevar y exponer en nuestro Museo Provincial, y anime los buenos trabajos de la Concejalía de Urbanismo. ¡Suerte!

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