/ maría Pérez Mateo

El sitio de Sarajevo

DEBO ser muy torpe. No lo expongo a la duda. Tajante. Soy torpe. Muy torpe. Y mujer. Muy mujer. No soy capaz de entender como en el mismo centro de mi ciudad, esa que dicen es sostenible, limpia, histórica y… mierda para quien lo dice, existe en su llamado casco antiguo un solar tan inmenso como improductivo dedicado al Sitio de Sarajevo.

Esta hermosa ciudad, la Jerusalén europea, durante años bajo el yugo de una yunta de fanáticos facinerosos vestidos de la "podemos" democracia comunista (lo más parecido a la fascista), se vio sometida a uno de los cercos más largos, intensos y cruentos del siglo XX. Casi cuatro años. Más de doce mil muertos. Cincuenta mil heridos. Un 65% de su población "invitado" a desplazarse. Un horror. Un símbolo de lo que el hombre no tiene que hacer. Como en todas las guerras, víctima de esa canalla combinatoria entre lo político, lo económico y lo religioso. Las guerras, estúpidas, están cosidas al hombre por selección natural o, en términos darwinistas, por la lucha por la vida. El cóctel del caos. Del terror. La solución a seguir viviendo. Desde que el hombre es hombre nada ha cambiado. Qué desgracia más grande. Qué pobreza la de aquél que en el nombre de un Dios accede al Mal para dirimir el Bien.

En el Sitio de Sarajevo destacó un lugar, el Mercado de Markale, colindante a la Catedral, en pleno centro histórico. Un buen día, si lo bueno llegó a alumbrarse en esos cuatro años de espanto, un obús serbio impactó sobre este lugar frecuentado de ciudadanos anónimos. Balance: 69 muertos y más de 200 heridos. Sangre, restos humanos por doquier. Llanto. Terror. Una vez más el hombre. El hombre en el nombre de Dios (y ahora repitan religión, economía y política) Mierda. Pura y bastarda mierda.

Markale está en Huelva. Sin sangre, que sepamos, pero con llanto y restos animales, con destrucción y desolación, con vacío y desgana, con miseria y podredumbre, me encontré, un año más por estos días de Navidad, en esa plaza del Mercado del Carmen intentando aparcar, como si la de Markale de Saravejo fuere. Aún no habían puesto los "cacharritos", que le da más aire ¿surrealista? o ¿expresionista? o ¿hiperrealista? Puro arte. Qué vergüenza. Un sitio "sitiado". Al albur. Al carajo. Y sin obuses serbios. ¿Seguro? Hay otra clase de obuses que duelen más. Con lo que se puede hacer (inventar, construir, ociar) allí y no se hace.

Y todo gracias a esa crisis que nació en tiempos tartésicos. Viva Holea, que me provisiona por estas fechas la ilusión del consumismo low cost. Muera el centro de Huelva, asistido por la basura y la desidia de hasta por los que crearon Las calles del Centro. Y no se acuerdan. Mejor, no quieren acordarse. El que dicen que es histórico casco no es más que un traje viejo y roído. Y sucio. Entre tanto, olvido también a Aqualón, que mira como nadie (eso sí, ciego de fachada por el guiño de su proyecto made in Gehry) a esa ría que tantos poetas del hoy gritan por recuperar. Viva Huelva que es mi tierra, aunque sea adoptiva. Viva…mientras no muera más por la desidia de tantos. Tantos que somos, a la postre, TODOS. Electos, dilectos… sin intelectos.

Señores políticos, mi ciudad, Huelva, no es antigua, ni histórica. Es vieja, marchita, sucia. Fea con narices pese a las palmeras y la peatonalización de cientos de calles. ¿Para qué? No hay comercios. No hay viandantes. Y todo gracias a vosotros. Electos y predilectos míos. Una publicación nacional de los últimos años de la dictadura de Franco, sí ese señor bajito al que le achacan desde la pérdida de Cuba hasta que el Barça no tenga a Di Stefano entre su nómina de estrellas, dijo de Huelva que era una ciudad sin ley. Pues… han pasado años, muchos años. Y la ley no reluce. Al menos en urbanismo. Al menos en intención de reclamar el Centro como eje de la ciudad. Y, si es para pagar impuestos, la ley también ha de lucir en nosotros. La ley de la belleza no existe. La ley es… de cada uno según cada cuatro años. Lo malo de todo esto es que cada cuatro años se convierten en los cuarentas de ese que dicen que perdió Cuba, Filipinas y la batalla de las Termópilas. Franco de mis recuerdos, que "franco" les dejaste el camino a tus hijos y a tus nietos en el poder.

Como hice este año con la petición de que el Museo de América de Madrid recalase en nuestra ciudad, que el Museo Whitney de Nueva York abriese subsede en Huelva o… que Hacienda, el cuartel de Santa Fe, el Banco de España o la mismísima Cárcel de la Isla Chica fueran algo parecido a un Museo o Centro Cultural y no el abandono absoluto de la desidia de una ciudad y de sus indolentes políticos, pido ahora un poco más. Pido la plaza de América para Huelva en el solar abandonado del Mercado del Carmen. Este es mi regalo de Reyes aunque venga de la mano de la Virgen del Rocío, ya que tengo entendido que en 2015 la reina de las Marismas velará, una vez más, por el bien del escrutinio allá por mayo. Municipales y "diputacionales" habemus.

Anda, queridos míos, futuros regidores o sempiternos regidores, a modo de "conseguidores" de la ilusión que sois, quedan seis meses para que vuestras futuribles y/o electas propuestas se insulten por acceder al sillón de la alcaldía de Huelva y de la Diputación. Qué os parece si antes de insultaros a la cara o la espalda, con lenguaje cervantino o quevedesco, el gongorino es más culto, entonáis una canción única, homogénea y colaboradora y ese Sitio de Sarajevo que es el Mercado del Carmen se convierte en la Plaza de América de Huelva.

Una pista, que ya creo que es desvelado en alguna que otra columna. Abran un gran proyecto para Latinoamérica. De cada solar de ese sitiado Mercado del Carmen, un edificio/proyecto de cada país. No lo duden mucho, Sevilla lo puede hacer, repitiendo su maravillosa avenida de la Palmera, plagadita de edificios con nombre a países de la américa hispana. Cuba, ahora, seguro que acepta. Y hasta Castro en chándal viene a hacerse la foto para inaugurar la Bodeguita del Medio. No tarden mucho, repito, que Zoido es rápido en disparar. Seguro que Carmelo, el de Palos, no lo dudaría, ya estaría construida esa plaza de América para dar vida y prosperidad al Centro de Huelva.

Menos mal que pese a la desolación del mercado del Carmen me queda la belleza de la obra de Man-o-Matic (Adrián Pérez Vázquez), un pintor de intenciones sociales que sabe dar belleza, responsabilidad y emoción a la soledad de la calle. Bien por ti, pintor de la calle, que merecerías toda una Gran Vía para hacer de la conciencia un museo.

"La intensa hemorragia de la femoral desgarrada" escribió Pérez Reverte tras su visita como reportero a los Balcanes. Los onubenses tenemos algo más que la femoral desgarrada por tanta desidia. Cambiémosla. Esto, de corazón y con las manos dispuestas a trabajar, si se puede… Reyes Magos, por favor, no me abandonéis también.

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