Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

Una de silbidos

De un tiempo a esta parte no hay nada nuevo de este siglo, todo son recuerdos de un pasado que no fue mejor

Todavía no sé cómo se llama. Apenas medirá unos 25 centímetros, es de color gris y le agradezco que me alegre cada mañana cada vez que paso a su lado en la calle Vázquez López. Por la tarde ejerce de gandul y se aprovecha de la solana para quedarse casi inmóvil, echando su siesta avícola. Cuando está inspirado es para escucharlo; creo que es del Barça porque me pareció escucharle la primera estrofa del himno, pero cuando está sembrao es cuando imita el sonido más popular de cuando se recibe un mensaje en el móvil. He visto a varias personas de esas que hablan con el teléfono en una mano como si comieran una tostá, echarle un vistazo porque creen que les ha llegado ese mensaje sin el cual no merece la pena vivir.

Apenas lo dejo atrás, la realidad me sacude más que un verano al que este año quiero con locura, porque me ha dado una tregua climática. Tranquilos que ya llegará la muerte pelúa que dicen en Córdoba y nos acordaremos de lo bien que vivíamos entonces. Por cierto, no sé si debe ser que la canícula nos seca las neuronas, pero de un tiempo a esta parte, no escucho nada nuevo de este siglo.

Me explico. El follón del PP ha servido para que hábilmente las teles rescaten a Fraga rompiendo el papel con la dimisión de Aznar con aquello de "no hay tu tía". Con el valle de los caídos (no lo voy a escribir en mayúscula aunque me entierren allí) regresa una España negra (poco había en blanco) de hambre, miseria y miedo que no entiendo a quién puede apetecerle que regrese. Junto a él, un ducado de Franco dado a una persona que tiene a gala no haber trabajado ni un solo día de su vida. ETA, Cataluña, la Falange de Rufián, al casa de Alba y los Flores y ahora Corinna, representante de ese tipo de parásitos a los que elevamos a la categoría de aristócratas de la nada y que, de nuevo con enorme agilidad televisiva, recuerdan sucesiones, infancias reales e historias que supongo que a las nuevas generaciones les sonarán lo mismo que el listado con los reyes godos que se aprendía en unas escuelas que también algún personaje siniestro echará de menos. Un pasado nada apetecible en un momento en que el personal anda más preocupado por encontrar ese chiringuito abierto o por calzarse el bañador que el año pasado le quedaba como un guante y éste no hay manera de meterlo.

El loro de Vázquez López sabe algo que yo no sé y es probable que un día de estos me lo diga el muy ladino. En cuanto me lo suelte lo cuento.

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