Antonio fernández jurado

Un señor de Murcia

La verdad es que resulta incomprensible, además de inaceptable, la tragicómica crisis interna del PP a cuenta del control del partido en Madrid. No es mi intención establecer un paralelismo entre el encabezamiento y la obra de Mihura que en su título incluye a Ninette y que, por cierto, es una comedia, mientras que lo del PP, tiene repercusión negativa en la opinión pública, con afectación demoscópica en la participación ciudadana, sobre la seriedad y el rigor funcional de los Partidos políticos.

Y es que, al parecer, alguien se ha enamorado del cargo que ostenta en la sede de Génova y aspira en sus ensoñaciones políticas a alcanzar, como mínimo, una Vicepresidencia de un teórico futuro Gobierno y no ha calculado que no es la generación de una crisis interna el mejor camino para lograrlo.

Cierto es, que en un conflicto de partes no suele haber un único responsable y, por tanto, las culpas suelen ser compartidas, pero sí puedo asegurar, por experiencia propia, que cuando Génova baja al terreno local, casi siempre, se equivoca.

Por ello, es decepcionante para los próximos y los posibles simpatizantes, comprobar como frente a un Gobierno débil que hace oposición a la oposición, que está hipotecado por la voracidad de sus socios que hasta dudan de su capacidad de aguante en el viaje emprendido. Que impide comparecencias fundamentales en comisiones parlamentarias relacionadas con la pandemia, que se resiste a informar del acuerdo de los fondos europeos, que entabla un debate en la mesa del Consejo de Ministros sobre la significación de una terminología porque ello le permite decir una cosa y la contraria según quien sea el interlocutor… y así casi hasta el infinito pero, sin embargo, desde Génova, el señor de Murcia se empeña en hacer una lectura cicatera de la situación y del éxito electoral madrileño de Ayuso y Almeida. Torpe actuación. Ayuso y Almeida -¿quién y para qué lo nombraron portavoz del Partido?- seguro que no habrían confrontado sin la intervención del murciano.

Ayuso, tiene la virtud de que sus limitaciones las compensa cumpliendo el guion a interpretar y rodeándose de equipos competentes y, además, es ganadora y la explotación del éxito ha de ser una virtud de los vencedores y este es el error de Génova, no colaborar en esa explotación de la que podrían obtener réditos electorales cuestión imposible vía confrontación.

Los errores y debilidad de Sánchez son extensibles a todo el territorio y la política nacional, no están circunscritos a Madrid y, en consecuencia, la opción ganadora existe y es posible, si se reconvierte esta crisis absurda en la que más puede perder es Casado y por extensión el PP y sus muchos posibles votantes.

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