Dos semanas

En EEUU ha ocurrido lo que tenía que ocurrir: la mayoría se ha cansado de que no se le tenga en cuenta

E style="text-transform:uppercase">N las dos semanas que han pasado desde la elección de Donald Trump como presidente número cuarenta y cinco de los Estados Unidos, habré leído unas quinientas o seiscientas opiniones sobre el acontecimiento. Como cualquiera de ustedes. Y el caso es que sólo me he reconocido en una de ellas que ya ni recuerdo quién la emitió. Naturalmente que esta opinión no ha sido alumbrada en España ni en Europa, donde parece que el noventa por ciento de los medios informativos están empeñados en no darse cuenta de lo que allí ha pasado. O algo peor: no quieren saberlo. Esta Europa pútrida que se descompone por los cuatro costados quiere seguir viendo la película de buenos y malos que ella misma se ha montado. Ni que decir tiene que la buena era la amiga Hilaria y el malo el sacamantecas de Donald. Pobre Europa, tan vieja y tan imbécil. No han sido solamente los medios de la progredumbre los aliados de la irascible Hilaria, parece que la noche electoral volaron los ceniceros y los cuadros por el cuartel general de la candidata, sino que los medios afines a lo que podíamos llamar la derecha política, si acaso esta existiese, también estaban por la victoria de la dama desolada. Dios los cría y ellos se juntan.

En Estados Unidos ha ocurrido lo que tenía que ocurrir, lo que va a ocurrir en Europa o, mejor dicho, lo que ya ha empezado a ocurrir en Europa. Muy sencillo: la mayoría se ha cansado. ¿Y de qué se ha hastiado la mayoría? Pues de una cosa simple: de que no se le tenga en cuenta a la hora de gobernar. A ambos lados del Atlántico llevamos decenios en los que todos los telediarios, todas las emisoras y todos los periódicos los ocupan, todos los días, las minorías. Muchas veces con gran razón porque hay que construir sociedades plurales en las que todos quepamos. Pero eso es una cosa y no dedicarle un minuto de televisión a la mayoría durante años y años es otra cosa. El 70% del electorado norteamericano es blanco, de clase media y no vive en las grandes urbes. Y tienen sus problemas, naturalmente, de empobrecimiento, de paro, de olvido sistemático de sus valores y de sus principios. Y ha venido un señor que se ha dado cuenta y les ha dicho textualmente: "Nunca más vais a ser olvidados". "Yo os sacaré de la desatención". Y, ¡zas!, lo han votado en masa. Estados Unidos es mucho más que Hollywood y el New York Times. Es más, a la mayoría ambos le tocan las narices. Así pues, ningún resultado del que sorprenderse. Aprender la lección es lo que toca.

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