Han esperado dos meses, con todos sus días. Tras intensas negociaciones por parte de las administraciones competentes y de las principales patronales agrarias, las más de 7.000 trabajadoras con contrato en origen para la campaña fresera podían regresar a Marruecos. Desde junio permanecían bloqueadas en nuestro país tras el cierre de fronteras del país norteafricano por la Covid-19. Han cruzado la frontera con el certificado de estar libres de coronavirus y con unas exigentes medidas para garantizar el mínimo contacto.
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