Cualquiera sabe

La política ha ido derivando hacia su conversión en un mero espectáculo

Decir que lo que sea será puede parecer una perogrullada, pero cobra sentido cuando se utiliza ante la incertidumbre o lo inesperado e incontrolable. Y esa es la situación en la que nos encontramos, porque vete a saber qué es lo que saldrá de las urnas el próximo domingo. Las encuestas son, más o menos, coincidentes sobre los resultados, pero no nos podemos fiar y no necesariamente porque estén mal hechas, sino porque bastantes personas decidirán su voto el mismo día, yendo de camino al colegio electoral o al acercarse a la mesa o cabina de las papeletas. A esto habría que añadir el presumible aumento de la abstención que, según los datos, es probable incida más en el sector del centro político, tanto de derecha como de izquierda. Asimismo, también hay que considerar que la decepción existente con la clase política está provocando un crecimiento del voto en contra; esto es, de aquel que se deposita no a la mejor opción que cada cual estime o más le ilusione sino a la que pueda hacer más daño electoralmente a uno o a varios de los partidos que se presentan. Y siguiendo con más disquisiciones no vendría mal tener en cuenta el temor de muchos de que estos comicios no sirvan para nada, porque si nadie logra una mayoría absoluta y se mantiene la falta de acuerdos entre los partidos la consecuencia será que se repetirá el mismo escenario de ahora, el de un Gobierno en funciones y ¿otra convocatoria? Si esto sucede tendremos que concluir que estamos atrapados en el tiempo -como en esa película, recordada por lo del Día de la Marmota- en la que el protagonista, interpretado por Bill Murray, revive una y otra vez el mismo día. Así que reafirmo eso de vete a saber qué pasará. En buena medida la desazón y desesperanza de la realidad actual es explicable por razones obvias. Como he manifestado en otras ocasiones, la política ha ido derivando hacia su conversión en un mero espectáculo, por lo que su objetivo primordial es el efectismo, de manera que se consiga atraer el máximo de atención mediática. Claramente se observa cómo la presentación de los distintos modelos de sociedad y de las medidas concretas en los programas para la consecución de los mismos no tienen cabida en los debates o mítines, salvo cuando sirven para fortalecer el efectismo citado. Este panorama no es solo español, pero aquí estamos apañados con lo que tenemos y con lo que nos toca sufrir. Aún así, debemos ir a votar el domingo -por supuesto, lo que cada uno prefiera-, pero hay que ir.

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