Una de las anécdotas más conocidas y repetidas del periodismo español de los últimos años la protagonizó el nada honorable presidente de la Generalidad de Cataluña don Jorge Pujol. Un periodista le preguntó hace años: "¡Presidente! ¿Qué opina sobre la investigación a la que le está sometiendo la UDEF?". La respuesta del interpelado fue memorable: "¡Y qué coño es la UDEF!". A día de hoy ya lo sabe. Ahora sí se ha enterado. Ha sido cuando la UDEF, Unidad de Delitos Económicos y Fiscales de la Policía, ha revelado que don Jorge ha robado, según sus investigaciones, una cantidad cercana a los trescientos millones de euros. De confirmarse este dato este sujeto iría directo a libro Guinnes de los records, sección Europa. Ningún político, nunca, ha robado él solo tanto dinero en las democracias europeas. ¡Bingo! Hace siete años que está siendo investigado y se sabe de él hasta lo que sueña. ¿Pero han oído ustedes que algún fiscal o juez haya dicho esta boca es mía? ¿Saben si los líderes de los principales partidos se han mostrado preocupados por este gigantesco robo?

Para los lectores jóvenes habrá que decir algo. Esto no es más que el fin de un camino. Este no es un hecho aislado. Todo comienza en los primeros compases de la actual era democrática. En Cataluña existía un banco que se llamaba Banca Catalana. Estaba ya el presidente González al timón del Gobierno de España. Este banco fue una criatura de la familia Pujol. Ni qué decir tiene que acabó arruinado por sus progenitores y en bancarrota total. Hubo un poco de polvareda pero el presidente González prefirió mirar para otro lado por aquello de apaciguar a la bestia nacionalista que ya asomaba el hocico por los telediarios y periódicos nacionales. Después de González todos los presidentes habidos y por haber han hecho lo mismo: parar, tapar, templar. ¿Se puede pactar con un oso, con un leopardo o con una hiena? Imposible. La bestia entenderá siempre toda cesión como un retroceso por tu parte e irá a destrozarte. Y en ello andamos. En una región de España el Estado ha claudicado, ha hincado la rodilla, se ha rendido, ha hecho dejación de sus sagrados deberes. El resultado es una región en la que se han inyectado toneladas de odio durante demasiados años y está dividida radicalmente en dos mitades irreconciliables que se han llevado por delante matrimonios, amistades y familias por miles. Una guerra civil incruenta hasta ahora. Todo el procès empezó con Banca Catalana, siguió con las mordidas del 3% y culmina, de momento, con los 300 millones birlados por don Jorge Pujol y familia. Mientras, un ciudadano español sigue hasta hoy riéndose de la UDEF.