Se oye menos y se ve poco hasta el punto de sentir su ausencia. De ahí que cuando aparece, alarme y hasta sorprenda. La risa corre peligro de extinción y al no estar declarada como Bien de Interés Cultural o Medioambiental o Histórico… carece de medios de protección para su subsistencia. Además escasea de salud, de esa inmunidad con que nos revestimos de vez en cuando, que nos permite reírnos hasta de nosotros mismos. Se añora esa risa que no ataca, que no se finge, que te deja nerviosa y relajada al mismo tiempo…

En este contexto, el ver en pleno parlamento danés, a la mismísima primera ministra de Dinamarca que, desde el atril de oradores y emitiendo un discurso sobre la adquisición de animales de circo por parte del Estado, debe interrumpirlo por un inexplicable e inevitable ataque de risa que llega a contagiar a los parlamentarios asistentes a la sesión, fue una ráfaga de aire fresco. Observar a la Sra. Frederiksen luchar contra su voluntad y verse a sí misma en los brazos de la risa… fue un chute de optimismo, un achuchón espontáneo, una jarra de agua en un momento de sed.

El vídeo que captó ese momento debería ser visionado obligatoriamente en el Congreso de los Diputados de nuestro país, a ver si se les mejora el semblante a nuestros políticos. Pedro Sánchez sonríe con las mandíbulas fuertemente apretadas. Casado, sonríe mucho pero solamente con la boca, a modo de tic nervioso. A Rivera sólo lo he visto reír en las fotos con Malú. A Iglesias la pose del entrecejo le impide reír, porque se le quitaría y a Abascal le da esa risa floja que delata a los malos actores, cuando cuenta que "en su partido hay muchos homosexuales, nietos de republicanos, que ninguno está en contra de los inmigrantes"…

En fin, dado que no conozco la risoterapia ni sus efectos, creo que mejoraríamos todos viendo el vídeo de ese parlamento danés, con su primera ministra a la cabeza, dejándose llevar por la risa, con lágrimas incluidas, sin esperar razones y sin miedo… Gracias Sra. Frederiksen porque reírse así es una forma de humanizar la política, de relajar tensiones en los enfrentamientos verbales, de hacernos pensar que todavía queda esperanza para el entendimiento entre los grupos. La risa, que "es la distancia más corta entre dos personas" (decía Bernard Shaw), nos hace más libres, más fuertes, y mejora nuestra salud. Nos oxigena, aumenta la dopamina en el cuerpo, estimula la frecuencia cardíaca, reduce el estrés… Riamos, por Dios, riamos hasta llorar de la risa.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios