Sin respuesta de consenso

Por hache o por be es raro que permanentemente no haya algo relacionado con Cataluña

La incertidumbre contiene potenciales efectos nocivos, especialmente en los asuntos importantes y, en estas semanas pasadas, lo hemos podido comprobar con el desafío del independentismo catalán. Quizás, más llamativamente, en el caso de la economía, que no sólo se ha visto perjudicada en Cataluña, sino en todo el conjunto del Estado español. Tal es así que se han tenido que rebajar las expectativas de crecimiento y, por otro lado, la autoridad fiscal nos ha alertado de que si la crisis catalana se enquista y permanece en 2018 se perderán unos 12.000 millones de euros, reduciéndose el PIB en hasta 1,2 puntos. Está muy claro que el horno no está para bollos porque existen muchos problemas -algunos de ellos muy importantes- y es sangrante que, por lo que está ocurriendo, se nos vayan por la borda las pocas mejoras conseguidas y que el futuro se nos ennegrezca. Pero aparte de este asunto crucial, una repercusión adicional que está generando la incertidumbre que estamos viviendo es que va en aumento el hartazgo del tema. Prácticamente en cualquier foro se saca a colación el intento secesionista, ocupando un lugar preeminente en las conversaciones, con el agravante de que no sabemos cuándo acabará todo porque no se tienen garantías de que todo se reconducirá si se aplica el artículo 155 de la Constitución o cuánto tiempo hará falta para que la situación se normalice y se alcance un marco de convivencia aceptable, si es que es posible. Por hache o por be es raro que permanentemente no haya algo relacionado con Cataluña en las agendas políticas que no haya adquirido el estatus de prioritario a resolver. Pues bien, de eso se ha aprovechado ese sector actual independentista. Repasemos si no las concesiones habidas, las inversiones que han recibido, las visitas de representantes y cargos de los diversos gobiernos centrales y más cosas que podrían citarse. Y no es que aquí se pretenda negarles que planteen sus reivindicaciones. La cuestión es que no ha habido igualdad de trato con el resto de las comunidades, y Andalucía tendría mucho que decir al respecto. Si me lo permiten, les diré que no soy nada optimista con el futuro inmediato y no sé qué habría que hacer porque aunque se tomen medidas políticas y legales que acaben con la presente coyuntura, dudo que no vuelva a resurgir transcurrido algún tiempo. Parece que aún no se ha dado una respuesta de consenso a lo que dijo Ortega y Gasset en su día, aquello de "Dios mío, ¿qué es España?". ¡Mira que hace ya años!

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios