La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Sí nos representan

Los cantos de sirena de sistemas políticos más "perfectos" han conducido siempre al naufragio totalitario

Ganara anoche quien ganara y sean cuales sean a partir de hoy los pactos necesarios para formar el nuevo Gobierno andaluz, sí nos representan. Dejemos atrás el antidemocrático "¡no nos representan!" nacido del 15-M. Les hayamos votado o no, nos gusten o no, nos parezcan positivas o negativas sus propuestas, arrastren sus partidos escándalos de corrupción o no, coincidan sus valores con los nuestros o no, sean más inteligentes y mejor formados o más lerdos e incultos, sí nos representan. Sólo la democracia representativa y el capitalismo controlado por un poder político que frene sus excesos, redistribuya los ingresos y regule la economía en función del interés general garantizan las libertades.

En veintiséis siglos, desde la imperfecta democracia ateniense a las más perfectas y siempre perfectibles democracias representativas -con la estadounidense como la más antigua e ininterrumpida del mundo (1787) y la Declaración de Derechos inglesa (1689) como precedente-, nada mejor que la democracia representativa hemos creado para garantizar las libertades individuales y armonizarlas con los intereses generales.

Los cantos de sirena de otros sistemas políticos más "perfectos" han conducido siempre al naufragio en los arrecifes totalitarios. El comunismo impuso las más crueles, sangrientas y largas dictaduras que la humanidad haya conocido. El fascismo y el nacionalsocialismo -supuesta superación del comunismo y del capitalismo también prometida por los falangistas que clamaban "ni comunismo ni capitalismo, nacionalsindicalismo"- provocaron las tragedias que provocaron -entre ellas el Holocausto en el que humanidad alcanzó su fondo más oscuro y pavoroso- hasta ser derrotados en 1945. En formas atenuadas o disimuladas, pero no menos dictatoriales, convivieron con el capitalismo en Portugal y España hasta 1974 y 1975/1978. El próximo jueves celebraremos (y quienes no lo hagan se equivocan o muestran sus orejitas de lobos antidemocráticos) el 40 aniversario de la Constitución (perfectible como toda obra humana y reformable como todo texto constitucional) que ha garantizado cuatro décadas de libertad y progreso democrático a este país desgarrado desde 1807 a 1978 por guerras, revoluciones, pronunciamientos, golpes de estado y dictaduras.

No hay más. Quienes fueron votados ayer, el Parlamento que conformen y el gobierno que formen pactando sí nos representan.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios