La tribuna

juan Ramón Medina Precioso

Tres ratones tuertos

LA popular Agatha Christie eligió el estribillo de una canción infantil inglesa, Tres ratones ciegos, como título de una de sus novelas, que luego fue convertida en la exitosa obra teatral conocida como La ratonera. Pues bien, tras leer los resultados de la última encuesta del CIS, he llegado a la conclusión de que la política española se asemeja a una ratonera en la que tres ratones tuertos se disputan un trozo de queso.

Me explico. El trozo de queso alude al Gobierno de España y los tres ratones son los tres partidos políticos en condiciones de alcanzarlo: PP, PSOE y Podemos. Uno o dos de esos tres partidos, pero no los tres a la vez, formarán parte del Gobierno español tras las próximas elecciones. El lector convendrá en que es inverosímil un Gobierno sin ninguna de esas tres formaciones y, también, en que es inimaginable que los tres se coaliguen para formar Gobierno. Lo dicho, uno o dos de los tres, pero no los tres, estarán en el próximo Ejecutivo.

Ya sé que hay otros partidos con los que acaso haya que contar: IU, UPyD y Ciudadanos figuran entre ellos. No obstante, es perfectamente concebible un Gobierno del que no formen parte ninguno de ellos ni ninguno de los que no he mencionado. Así, la presencia de estos roedores secundarios es posible, pero no es segura, a diferencia de lo que ocurre con los tres ratones privilegiados.

Para completar este modelo, es decir esta simplificación radical de la realidad bajo estudio para mejor entenderla, añadiré que, aparte de comerse el queso, los tres ratones deberían tratar de solventar los tres problemas principales que, a mi juicio, padece España, el económico, el moral y el político: el largo decaimiento que ha producido un alto nivel de desempleo y el empobrecimiento de las clases medias; el abrumador afloramiento de casos de corrupción urdidos en el pasado por políticos de muy diversas ideologías, empresarios de diferentes ramas y sindicalistas de las principales centrales, lo que produce desafección política, desánimo popular y escepticismo generalizado; finalmente, la pugna de los secesionistas catalanes por deshacer la nación española, con los secesionistas vascos en una actitud de expectante acecho.

Cada individuo tendrá su propia evaluación de la gravedad relativa de esos problemas y ciertamente no hay criterios objetivos claros para ordenarlos en una escala lineal de cuál es más lesivo, pero yo considero que el secesionismo es el más temible porque su éxito sería irreversible: es factible tanto salir de la crisis económica como atajar y corregir la corrupción, pero la ruptura de la nación española sería muy duradera, acaso por siempre. Admito que otra gente pueda darle más importancia al desempleo o a la corrupción, pero no merece la pena discutir cuál de los jinetes del apocalipsis es el más dañino.

Ya sé que hay otros problemas sociales sobre el tapete. La cuestión del aborto, la violencia machista o el fracaso escolar son ejemplos relevantes, pero en mi modelo no llegarán a jugar un papel electoral tan drástico como los tres primeramente citados. Tenemos, pues, tres actores tratando de solucionar tres problemas y los he calificado de ratones tuertos porque cada uno de ellos puede afrontar alguno de esos problemas, pero ninguno ofrece suficientes garantías frente a los tres. Pasaré a exponer mis razonables, pero no infalibles, conjeturas.

Estimo que el PP solventaría mejor el problema económico, después el territorial y, finalmente, tendría más dificultades con la crisis moral. También creo que el PSOE es el mejor preparado para abordar la crisis territorial, después la económica y en último lugar, la moral. La gran esperanza de Podemos es que afronte la crisis moral, menos confianza tengo en que pueda con la territorial y ninguna con la económica.

Suponiendo, con permiso de Monago, que el entendimiento entre el PP y Podemos hay que descartarlo, pero que podría haber acuerdos para formar gobiernos de coalición o para garantizar el apoyo parlamentario al partido gobernante, mi modelo predice que las consecuencias serán bien distintas según cuál de las dos parejas de baile posibles lleguen a la pista. Un acuerdo entre PP y PSOE permitiría afrontar mejor la crisis económica y la territorial, mientras que uno entre el PSOE y Podemos se las apañaría con la crisis moral, pero menos con la territorial y la económica. Si la gente prefiere que disminuya el desempleo y la pobreza y que fracasen los secesionistas, lo aconsejable es un Gobierno del PP, del PSOE o de ambos, aun a costa de no convertir la justicia en justiciera; si prefiere castigar a los que han convivido con la corrupción, el pacto sería entre el PSOE y Podemos, aunque acaso los secesionistas lograrían importantes concesiones y el horizonte económico se tornaría casi con certeza bastante oscuro.

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