Antonio / Carrasco

¿Lo quieren arreglar?

RARA es la semana en la que no nos toca hablar de los árbitros, y nunca para bien. Son personajes oscuros, males irremediables del fútbol, que están para pasar desapercibidos y copan tantas portadas como los futbolistas. Ocultos en el proteccionismo que les aporta un colectivo cerrado que goza de inmunidad, niegan ser profesionales cuando arrecian las críticas y sin embargo actúan como el sindicato más efectivo del fútbol cuando alguien se atreve a cuestionar sus privilegios. Eso sí, sólo en el coto cerrado de la élite donde la promoción se realiza de aquella manera, porque de los de verdad, los que pitan por vocación y sufren en las categorías inferiores, pocas veces se acuerdan.

El escándalo de Iturralde en el Colombino fue uno más. Duele por afectarnos en primera persona, pero sólo es un capítulo más en la triste crónica que cada semana viene a confirmar que el arbitraje español está muy por debajo de su fútbol, aunque se lleve una buena tajada de éste por molestar más que ayudar.

La cuestión es si de verdad se quiere solucionar o no, porque con la cantidad de recursos que existe y el dinero que se maneja en el fútbol profesional resulta cuanto menos sorprendente que no se encuentren soluciones a muchos de sus problemas. Hay tantos deportes que caminan dos pasos por delante en este sentido manejando menos, que uno no puede dejar de pensar si de verdad se quiere arreglar o tal vez convenga que siga así.

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