La propuesta de pacto sanitario

Al consejero lo veo como a un paciente inestable que ante la más mínima nueva incidencia se nos va

El pasado miércoles fue para mí un día importante en lo afectivo, por lo que de nostálgico tuvo y por el subidón de autoestima que me supuso ver al consejero de Salud proponer -en el Pleno Extraordinario del Parlamento- un Pacto Sanitario por Andalucía. Pues bien, si se molestan en leer el diario de Sesiones del 21 de junio de 1988 comprobarán que quien escribe hizo esa misma propuesta con la resolución pertinente -rechazada, naturalmente- por aquel entonces.

¿Casi treinta años para darse cuenta de esa necesidad?, ciertamente, lamentable siendo el momento oportuno dada la escasa trayectoria que tenían las transferencias y aún no se habían cronificado los defectos y errores. En fin, no se quiso y aquellas cañas se han vuelto hoy lanzas en las calles.

El debate me pareció tenso, en un denodado esfuerzo del partido gobernante por politizar el mismo y discutir sobre modelos antes que de realidades y evidencias en Andalucía. Y conste que no soy dudoso en mi fidelidad sin negación de lo privado al sistema público y para aquellos que maliciosamente se preguntan cómo opinaría si aún estuviera en activo, debo decirles lean el Diario de Sesiones, las Actas de la Junta Facultativa del Hospital… y comprobarán que siempre he optado por la crítica constructiva de los leales antes que por el halago fácil de los hipócritas.

Volviendo al debate y la propuesta del consejero, ciertamente equilibrado en el tono y las formas, otra cosa son sus argumentos, hay una pequeña ¿estrategia?: pacto en el seno de la Ley de Garantías del Sistema Público. Demasiado burdo para que cuele. Si como dicen y presumen, reconocen sus errores, loan las ¿dimisiones?... habrá que consensuar previamente esa ley que se articuló para un modelo actualmente en corrección. El portavoz de Podemos lo cogió al vuelo, así como desde IU se puso en evidencia la perversión del uso estadístico en determinadas cuestiones.

Y Ciudadanos, ¡ay, C's! Su equidistancia resulta ya irritante y el PP hizo un compromiso explícito de no recortar si gobierna.

En definitiva, satisfacción personal por adelantarme en treinta años a la generación del problema, escepticismo respecto a realidades futuras y una percepción: al consejero lo veo como a un paciente inestable que ante la más mínima nueva incidencia se nos va, mejor dicho, lo cesan en forma de dimisión.

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