Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

La presidenta en el hotel de los líos

Díaz Ayuso se puede "pillar una infu" confinada en sus apartamentos de lujo de un hotel de Madrid

Hay historias -mejor historietas- que se ven venir. Muy rara es la vez que damos con algo que no huele a repetición. Es muy difícil encontrar algo original, algo nuevo. Sobre todo en política. Mejor dicho, en el juego de la política. Cada vez más aburrido. Sobre todo en estos tiempos. Prácticamente todo se ha vivido ya mucho antes. Esa es la sensación que se tiene.

A saber:

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se mete -o se deja meter- en un lío con sus dos apartamentos de lujo en un hotel de la capital porque qué mejor sitio que ese para pasar el confinamiento después de dar positivo por coronavirus el 16 de marzo (aunque según la cadena hotelera el acuerdo con la presidenta para su hospedaje es anterior a la declaración del estado de alarma del 13 de marzo). Mejor aún porque le hacen un precio especial. Enseguida la oposición de izquierdas activa todos sus resortes para sacarle jugo al asunto, incluido ese omnímodo poder mediático que muchos aseguran que tiene. La oposición de izquierdas a Díaz Ayuso está en el Gobierno de la nación, cuya oposición está en el Gobierno de la Comunidad de Madrid. Éste, es decir, la oposición al bloque aquejado de aluminosis Sánchez-Iglesias, se revuelve y asegura que airear el supuesto escándalo de los apartamentos de la presidenta oponente es una vil estratagema para desprestigiarla, una campaña -orquestada, que se dice- para desviar la atención de la nefasta gestión que el Gobierno de Sánchez, cuyo partido es la oposición a Díaz Ayuso y que tiene como oposición al partido de Díaz Ayuso, cuyo jefe, que es Casado, ya tiene más perfilado su plan B contra el no plan de Sánchez emperrado en eternizar el estado de alarma, está haciendo de la pandemia del Covid-19, cuya letra d, según el conocimiento de Díaz Ayuso, merecidamente relajada tras una estresante jornada en sus apartamentos de lujo de la cadena Room Mate en los que se puede "pillar una infu" cuando le apetezca, corresponde a diciembre, que es el mes en que, a decir de ella, el virus empezó "a campar a sus anchas" y no a la primera letra de disease (enfermedad en inglés), aunque más tarde rectifica, porque rectificar es, como ya se sabe, de sabios y de sabias. Y Aznar, sí, aquel, la mira arrobado y dice: "Esta es mi chica".

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