Paso firme

Ana Vives Casas

anvives@huelvainformacion.es

Entre la precisión y la satisfacción

El otro día me contaba un amigo que su hijo pequeño, con cuatro años, le dejó casi sin respuesta cuando le preguntó: "¿Papá, de mayor seremos como los robots?" Y eso me llevó a recordar el discurso de ingreso en la Academia de las Ciencias Artes y Letras de Huelva del doctor Bayo. Hablaba del desafío tecnológico en la medicina del siglo XIX y grabó en la mente de los presentes una pregunta que invita a la reflexión: ¿es compatible el desarrollo tecnológico con el humanismo inherente a la relación médico-paciente?

El cine y la narrativa siempre nos han hecho dudar o, al menos, pensar en ello. Por la gran pantalla han pasado artilugios del futuro que despiertan y atacan a los humanos, famosos robots que escenifican el mundo gobernado por la inteligencia artificial, o a esos androides, como Wall-e, que al final resultan más humanos que muchos de nosotros.

¿Terminaremos gobernados por máquinas? La innovación y los adelantos tecnológicos siempre han provocado cambios, más bien inquietud, en la sociedad y en el mercado laboral. Nos han obligado a formarnos para adaptarnos, ahora, a un nuevo escenario que llamamos cuarta revolución industrial, una supuesta nueva era para los algoritmos.

Está claro que la irrupción social de las tecnologías en el ámbito profesional está produciendo una revolución que demanda cambios constantes para conseguir la adaptación a la estructura social.

Podemos decir que nos encontramos ante una revolución sin revolución. Y en ese contexto, a priori, parece que el guión de los más pesimistas se decanta por un ser humano cada vez más anulado en beneficio de un protagonismo tecnológico que nos lleva a convivir en una realidad virtual.

La comunicación a golpe de clic, los abrazos a través de un chat, las reuniones de jóvenes que hablan a través del WhatsApp o redes, o las conversaciones que cambian las palabras por iconos nos llevan a pensar que hemos perdido la esencia de lo humano. ¿Nos hemos preguntado por qué cada vez hay más casos de aislamiento social, ansiedad o depresión? Porque necesitamos comunicarnos, abrazarnos, reírnos, acariciarnos, mirarnos cara a cara y no hacerlo a través de memes, clics o envíos a través de la red.

La tecnología nos brinda un sinfín de posibilidades. Nos permite comunicarnos de forma más rápida y llegar a un mayor número de personas; pero ¿nos ayuda a hacerlo mejor? Está claro que la herramienta está ahí, para que hagamos uso de ella, cada vez más, pero es necesario hacerlo con conciencia, con ética y con los ojos abiertos a la realidad que nos rodea.

Yo soy optimista y estoy convencida de que la tecnología es un medio y en función del uso que hagamos, será mayor o menor el éxito que obtengamos como personas. Creo firmemente en la convivencia entre la innovación y el humanismo, aunque tengo igual de claro que depende de un perfecto equilibrio entre ambos. De lo contrario, seguiremos alimentando una cultura irreflexiva, de distracción y dependencia. La precisión tecnológica no equivale a la satisfacción humana.

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