Sin precedentes

Pienso que el estallido mundial se desarrolla ya delante de teclados y pantallas de ordenadores

Hay veces en las que la actualidad te estropea un buen artículo. Esto lo sabemos todos los que nos dedicamos a juntar palabras y publicarlas. Mandas un artículo a la redacción sobre un tema cualquiera y mientras el escrito espera su turno en las impresoras viene un golpe de actualidad duro y seco y te deja el artículo en pañales, en cueros. Esto le ha pasado este fin de semana pasado al papa Bergoglio en Fátima. Llevaba un discurso muy atildado y relamido para reinventar Fátima y parece que Fátima no se ha dejado manipular. El viernes leyó un conjunto de palabras con las que trató de edulcorar y almibarar el centenario mensaje. Habló tratando de desautorizar los que según él eran supuestos "catastrofismos apocalípticos" del mensaje original. Toda una visión de Fátima pret a porter, para poner y llevar, para consumir sin indigestiones pesadas. Y, miren por dónde, justo en los momentos en los que hablaba el Papa de esta manera centenares de miles de ordenadores de todo el mundo eran atacados por piratas cibernéticos que robaban millones de archivos de destacadas empresas y organismos estatales y por los que piden un rescate. La policía europea habla de un ataque sin precedentes. Mientras escribo estas líneas siguen advirtiendo de que el abordaje de ordenadores vitales para nuestras vidas no ha terminado y se recrudecerá en los próximos días. Como botón de muestra cabe subrayar que en el Reino Unido fueron atacados, entre otros, los ordenadores de distintos hospitales con la consiguiente alteración y alarma en la asistencia a la población.

Si esto no pinta como un ensayo de "catastrofismo apocalíptico" ya me dirá el Pontífice que entiende él por este término. El caso es que me ha extrañado que el papa Bergoglio haya sido cogido en flagrante inconsistencia y liviandad. Él mismo ha proclamado a los cuatro vientos que la Tercera Guerra Mundial ha comenzado ya. Y concuerdo con él en que en esta ocasión la conflagración planetaria no es con tanques, barcos y aviones. Él habla de otros escenarios. Yo pienso que el estallido mundial se desarrolla ya delante de teclados y pantallas, de uno o de millones de ordenadores. Y este episodio, que ha acojonado literalmente a empresas y gobiernos del mundo entero, forma parte del prólogo, del simple inicio de hostilidades. Ha sido para mí algo similar al 1 de septiembre de 1939. Aquel día el ejército alemán invadió Polonia ante los ojos de una Europa atónita que hasta ese momento había estado contando nubes y pendiente de las musarañas. Casi como ahora.

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