En estos tiempos de postureo y mercadeo político, de faroles y brindis al sol, de regates y fintas al adversario o de manera indirecta al sentido del voto de los electores. De mensajes demagógicos, radicales, descalificadores y sectarios, con el fin de hacerse con una posición ventajosa de cara a las negociaciones o pactos con el objetivo finalista de alcanzar el poder o la investidura para obtenerlo, no vemos recato alguno en mostrar como fortalezas elementos que fríamente analizados se nos muestran como auténticas debilidades. Ejemplos, los tenemos, aunque no sean totalmente originales. El pulso presupuestario de Vox en Andalucía, desde el primer día sonaba a una actuación gestual-reivindicativa que, no por legítima, resultaba menos infantil, lo que permitía sospechar que decaería en el momento justo. Como decayó la enmienda a la totalidad de IU, en la legislatura de la pinza cuando, en un hábil movimiento, Javier Arenas anunció que se sumaba a su propuesta. Como a lo mismo suenan las amenazas de convocatoria electoral por parte de Ábalos, la mendicante pretensión ministerial de Iglesias, … o bien el oportunismo posicional del multicolor ideológico de quien como hijo del franquismo más absoluto, subproducto del verticalismo sindical, ahora, desde el bellísimo territorio bañado por el Cantábrico, va dando clases magistrales de democracia como suele suceder con los neoconversos más recalcitrantes. Del debate presupuestario andaluz, mejor no hablar puesto que el nivel argumental, dialéctico -más allá de la ofensa y la descalificación- de ofrecimiento de alternativas, … por parte de la oposición, resultó ciertamente patético. Solo una frase, posible traición de un subconsciente aún no adaptado a la nueva función que le corresponde, de uno de los portavoces importantes dirigiéndose al Gobierno: "… han caído, ustedes, en las redes de la máquina de mentiras de San Telmo", 38 años les contemplan. Por estas cosas y muchas más, llego a la conclusión, impuesta democráticamente por las urnas, de que en Huelva, según se mire y quizás más por errores de los adversarios que por grandes virtudes de los vencedores, tenemos una situación de comodidad en la gestión política producto de la mayoría absoluta del equipo de gobierno, lo que no debería obviar una labor opositora constructiva y de aportación de bien general. El alcalde pidió confianza en él, los onubenses se la han dado y ahora debemos esperar que no defraude.

La Semana Santa, el Rocío, el Recre, -tiene el objetivo al alcance de la mano- son elementos identitarios pero no únicos y de la mano de la Diputación ¡ay, la Diputación!, reivindicar asuntos competenciales diversos, desde las infraestructuras al empleo, el turismo y la recuperación de "banderas azules", la puesta en servicio de edificios singulares, la limpieza, el tráfico, el urbanismo, … la calle Palos es botón de muestra… o los fosfoyesos. Cuatro años no dan para todo pero sí para mucho, y entonces podremos valorar si merecían la confianza otorgada o nos han fallado.

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