Seguimos soñando en la niebla de un horizonte lejano, cuando Punta Umbría nacía a una fama que se haría justa y famosa años después.

En plena canícula estival, el centro de reunión social, vacacional y de ocio, siempre fue la Plaza en el muelle de las canoas. Su nombre: Pérez Pastor. ¿Pero conocen quién fue este señor a quien un día, en lejanos tiempos, le puso su nombre? Pues se trata de un abnegado médico de Cartaya, no olvidemos que Punta Umbría perteneció a aquel pueblo onubense, que cuidaba de la salud de los marineros y vecinos de Punta.

Pérez Pastor, en su caballo recorría los extensos pinares entre Cartaya y Punta Umbría, bajo el sol tórrido o las tormentas invernales, para dedicar su atención a los enfermos. Un gran personaje para la historia local y un profesional excelente.

Aquella plaza de los años treinta, pequeña, humilde pero entrañable estaba acompañada de puntos de referencias importantes: el Aljibe, donde el Fortuna descargaba el agua para las necesidades de los vecinos y el Casino.

El Casino era el punto y centro de reunión principal del pueblo. Rosario Toscano y su marido, Antonio Mazo, regentaban aquel local que fue para todos nosotros como nuestro propio hogar.

En el Casino, un amplio salón, al lado del bar, se celebraron todos los grandes acontecimientos del lugar, principalmente los pasos primeros para preparar la independencia de Punta Umbría.

Allí nacieron devociones tan bellas como la de la Virgen del Carmen, o las de la Santa Cruz, cuyo primer madero surgió de un barco bien conocido de todos y que luego se recubriría, para que hoy sea reliquia en su interior.

La Plaza, en el transcurrir del tiempo tuvo edificios, bares, puestos de chucherías infantiles y sobre todo mucho ambiente de público a la llegada de las canoas que venían de Huelva.

Entre los vecinos históricos siempre recordaré a don Camilo Bel, que fue el primero que ideó una bajada de agua en tubería desde la Torre Almenara, para que llegara con presión a la plaza.

La Plaza tenía un encanto especial, pueblerino, sencillo, pero lleno de familiaridad con aquellas reuniones y tertulias de conocidos onubenses que tenían su cita de charla en las horas del atardecer.

La plaza, aquella Plaza, ya es un solo recuerdo lleno de cariño a unos tiempos en que Punta Umbría nacía a la fama. Recordarla hoy es su homenaje.

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