Cambio de sentido

La plaga

Hay cepas de 'covidiotas' que pueden llegar a ser peligrosas. Es necesario aislarlas y tomar medidas

Desengañémonos: esta pandemia, más que cambiarnos, nos va a hacer más, más de lo que quiera que seamos. Más solidarios, más egoístas, más valientes, más tristes, más fuertes, más viles… Esta parsimonia embala la procesión que cada cual lleva por dentro. En estos días, a poco que te descuides, te topas por el pasillo con tu sombra, ¡y a ver qué hace entonces quien no se aguanta a sí mismo! Digo esto porque cada mañana trae su epifanía, gestos callados que dicen mucho, redes invisibles, palabras como abrazos, razón común, buena vecindad, entendimiento entre personas que vivimos y cavilamos distinto. Gentes tan vulnerables como valientes en el vivir. Y luego están los otros, los idiotas de toda la vida pero recocidos en su propio jugo y afanados en esto del Covid-19. Ya existe un término para ellos, gestado por acronimia, los covidiotas. Amenazan con ser plaga. Hay algunas cepas que pueden ser peligrosas, estrictamente letales. Hay que aislarlos e implementar medidas higiénicas a tiempo.

Como no puedo creer lo que ven mis ojos, confirmo antes que no es un bulo: un cartel (anónimo, claro, los cobardes, si pueden, no firman con su nombre) colgado en la puerta de la casa de un médico, le agradece su labor y le invita a que se vaya a un hotel mientras dura esto, vaya a ser que infecte al vecindario. En las redes, a cuenta del llamado apagón cultural o de otra cosa cualquiera, veo comentarios de biliosos que discuten como pirañas. (Menos mal que también he visto a quienes disienten sin torpes ironías). El listillo odiador, cortito de corazón, exacerbado por el confinamiento -que le da pocos desahogos- y envenenado de su propia picadura, no es más que el tonto útil de quienes crean bulos y campañas de intoxicación del debate público, con sus cuentas falsas de Twitter, sus bots, sus hashtags, sus fotos manipuladas y demás avíos. Machado vive: están quienes piensan y quienes embisten; y las buenas gentes que viven, laboran, pasan y sueñan, y esa otra mala gente que camina y va apestando la tierra, que nada bueno aporta y abunda tanto como sobra.

Ante la actual plaga de estos últimos, y mientras logramos la inmunidad de grupo, recomendamos dulcemente apartar el corazón de las mangueras, reforzar el sistema inmunológico con buena lectura, pensamiento crítico y labor; con primor y compás; mirar de frente la magnitud de la tragedia, hacer y dejar de hacer lo que hace falta por salir de esta todos y cuanto antes. Y, a esos burros, paja seca. Cuídenseme.

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