El pezón de Almodóvar

El pezón del cartel sólo nos parece confuso, creativamente nulo y, si acaso, dado al choteo

Ya sea usted mojigato o procaz (o ni lo uno ni lo otro), sabrá que el cartel de la nueva película Madres paralelas de Pedro Almodóvar ha sido la leche. Literalmente. Sobre un cartel rojo carmín aparece un rotundo pezón de mujer. Del pezón, rodeado por su bonita aureola, cae un goterón de leche.

Se ve que Instagram no aprecia la alegoría maternal del cartel y lo considera impúdico y desagradable. Podríamos considerar lo segundo, pero no lo primero. El pezón del cartel, diseñado por Javier Jaén, podría haber sido el reclamo de la Consejería de Murcia para prevenir el cáncer de mama en murcianas dignas de todo afecto. Quizá sea este pezón "demasiado real", que es lo que le dijo a Velázquez el taimado Inocencio X cuando contempló el retrato que aquél le había hecho (se traslucía, ya que estamos, su mala leche). El pezón del cartel sólo nos parece confuso, creativamente nulo y, si acaso, dado al choteo. Se quiere que la savia de la vida, la ubre de la naturaleza, hallen su reflejo en el goterón de leche. Pero uno, torpe y abstraído, lo que se queda apreciando no es la rugosa orografia del pezón, sino la dudosa composición de la supuesta leche mamaria. Se da por hecho que es esto mismo, rica leche de mama y no otro derivado lácteo o flujo sospechoso relacionado con el patriarcado. Pero ¿y si no fuera leche mamaria la del cartel? En los supermercados se nos venden mil y una marcas y derivados de la leche. El consumidor del antiguo régimen, que no lee los ingredientes con policial afán, se lía con tanta oferta. Por eso uno lo que echa en falta en el pezón de Almodóvar es mayor concreción en cuanto a la fórmula láctea que inspira su película. Podría ser leche con o sin lactosa, entera, semidesnatada o desnatada. Vale. Pero también podría ser leche de soja, de arroz, de almendras, de nueces, etc. Por no hablar de los azúcares añadidos y otros entrañables embustes. Un rapto ecológico nos haría dudar si el goterón del cartel es de leche de vaca de verdes praderíos o de cabras criadas en cooperativas para hipsters rurales.

El pezón de Almodóvar es irrelevante. Además sólo aparece uno, cuando podrían aparecer doscientos. Uno recuerda la obra de Laura Dodsworth Realidad desnuda. Aparecían cien retratos de pechos de mujeres, de entre 19 y 101 años. Todas ellas dialogaban con sus senos, como autobiografías en el tiempo. "Los pechos tienen su propia inteligencia" o "Se me cortó la leche cuando Hitler llegó al poder". La galería mamaria de Dodsworth se acompaña de estas reflexiones. En inspiración Javier Jaén no progresa adecuadamente.

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