Editorial

El pesimismo y el panorama electoral

LOS peores datos de paro de la última década han irrumpido de lleno en la realidad nacional instalando una clara sensación de crisis a poco más de un mes de las elecciones. Si las cosas no cambian sustancialmente en los próximos meses -algo que se antoja poco menos que quimérico-, José Luis Rodríguez Zapatero terminará la legislatura con más inscritos en las oficinas de empleo que se encontró a su llegada en la primavera de 2004. Pocas cosas podrían representar un revés más serio para las aspiraciones socialistas de revalidar su permamencia en la Moncloa hasta 2012 y pocas circunstancias van a pesar más en su estrategia política que la de no haber adelantado los comicios al otoño de 2007. La recesión es todavía una amenaza lejana, aunque ya se empieza a ver en el horizonte. Mientras tanto, todos los indicadores contribuyen a que la percepción de la crisis sea una de las evidencias más fuertes de nuestra realidad cotidiana. Si el lunes eran los datos de paro registrado, ayer conocíamos que el índice de confianza del consumidor del Instituto de Crédito Oficial caía 1,4 puntos y se situaba en el mínimo histórico por las malas expectativas sobre el empleo y el pesimismo ante la situación económica. En esta tesitura, la Bolsa sufría ayer una nueva caída, con el desplome del Íbex 35 de un 5,19%. Prácticamente no pasa un día sin que la economía eche un jarro de agua fría sobre los españoles. Cómo va a incidir esto en el panorama electoral es algo que habrá que seguir con interés en los sondeos de opinión que se publiquen durante las próximas semanas, pero no cabe duda de que deja por delante una situación de gran incertidumbre. Andalucía no es ajena ni mucho menos a esta realidad. Según los datos hechos públicos el lunes, nuestra comunidad es la que más parados acumula de toda España hasta alcanzar uan cifra por encima de los 533.000, lo que da idea de la debilidad de nuestra estructura económica. Si en algún sitito se van notar con virulencia los efectos de al fuerte desaceleración del sector de la construcción va a ser en Andalucía. Si a ello unimos la previsible crisis del turismo por la reducción del consumo, el panorama no invita precisamente al optimismo.

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