Lo peor y lo mejor de lo que el ser humano es y ha sido

T ODOS tenemos en nuestro correo electrónico esa carpeta, llamada SPAM, en la que van a parar los mensajes no deseados, tóxicos y poco aconsejables. Ahora que se acerca el final de este año fatídico, propongo preparar nuestra imaginaria carpeta SPAM de la vida, a ver si conseguimos meter en ella todo lo indeseable, dejándola bien cerradita, antes de que empiece 2021. Meteríamos en ella, en primer lugar, al coronavirus y pasaríamos por alto que, a fin de cuentas, él no actúa por voluntad propia, sino haciendo aquello que la naturaleza le dicta. Procuraríamos que le acompañasen todas las otras epidemias que ignoramos porque no afectan al primer mundo; las enfermedades raras que casi nadie investiga porque solo las padece poca gente, aunque les arruinen la vida a ellos y a los suyos, y todas las comunes que no se investigan a conciencia porque el dinero público y privado siempre se escurre hacia otros lados. Ojalá pudiéramos meter también en el SPAM el hambre, la guerra, la desigualdad y la injusticia, aunque para hacerlo tendrían que ir por delante el egoísmo, la soberbia, la intolerancia, el racismo y el odio. Me temo que la carpeta no daría para tanto.

Puestos a confinar, confinaríamos en el SPAM a los que ejercen el poder exclusivamente en su propio beneficio y a los que atacan a los que ocupan el poder para ponerse en su sitio y hacer lo mismo; a los que ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio; y a los que se sienten solos, sencillamente, porque no se sientan al lado de ningún otro. Mandaríamos al SPAM también a los que no se unen ni para luchar contra el enemigo; a los que critican antes de preguntar y a los que critican después de haber preguntado, aunque su crítica ya no tenga fundamento; a los que se apropian de las causas más nobles para satisfacer sus intereses y a los que siguen pensando que el fin justifica los medios. No deberíamos dejar atrás a los que insultan al otro porque piensa de forma distinta y a los que se valen de la violencia (la verbal inclusa) para alcanzar sus objetivos. Añadiríamos a todos los que desean a los otros lo que no quieren para sí mismos y les sumaríamos a los que levantan fronteras y cosifican a sus vecinos. No dejaríamos fuera tampoco a los que destruyen el planeta, aunque resulta que suelen ser los mismos de antes y los mismos que se creen dueños de todo y con derecho a todo, por decreto y al instante.

A estas alturas, ya no sabríamos si sacar de la carpeta al coronavirus, cuyo único delito podría haber sido poner a la vista lo peor y lo mejor de lo que el ser humano es y ha sido. Y, por si acaso, antes de cerrar la carpeta del SPAM, sería obligatorio echar un vistazo dentro, no sea que nos veamos a nosotros mismos

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios