Antonio Carrasco

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Hay que pensar en grande

Igual si creemos en nuestras posibilidades lograremos más que lamentándonos por los rejonazos habituales

Que Huelva disfrute en una semana de varias satisfacciones colectivas debería ser noticia por lo extraño que resulta. Acostumbrados a los rejonazos dentro y fuera y a vivir en nuestro rinconcito periférico del que tan pocos se acuerdan, sentirse protagonistas como lo fuimos en los últimos siete días nos debería hacer pensar a todos si además de oportunidades nos deberíamos aplicar un cambio de mentalidad. Quizá con ello la EPA no sería otra una pesadilla acorde a las fechas. Hay una máxima futbolística aplicable al caso: el primer paso para dejar de ser pequeños es pensar en grande. Huelva demuestra que puede si se lo propone. Hemos tenido dos claros ejemplos recientes.

La despensa onubense es rica como pocas. De norte a sur, de nuestro mar a nuestra tierra, es imposible no sorprenderse con la cantidad y calidad de la gastronomía de Huelva. Exportadores de los mejores productos posible, quizá hacía falta que alguien decidiese poner el foco en el origen. "Tenía que ser en Huelva donde se hiciera este congreso, en ese punto de unión entre la península e Iberoamérica" dijo José Andrés, un chef que sienta a su mesa a Obama y planta cara a Donald Trump. Prácticamente nadie. Los comienzos cuestan, pero el resultado de Binómico lanza un mensaje claro: igual somos capaces de hacer más cosas de las que pensamos. Solo habrá que alzar la mira para apuntar más alto. Asentado en el calendario, sus posibilidades son abrumadoras. No solo como plataforma para compartir experiencia o mostrar nuestros manjares, sino para promocionar esos cocineros de la casa que nada tienen que envidiar a los de fuera. Hay que pensar en grande.

Tres cuartos de la historia es aplicable al CEUS, ese proyecto tan grande en sus posibilidades que todavía no somos conscientes de sus repercusiones. Durante mucho tiempo fue un anhelo reducido, de un grupo de representantes civiles y empresariales que supieron ver las posibilidades. Lucharon, se levantaron golpe tras golpe y pese a las pocas ayudas recibidas en casa mantuvieron el empeño. La cinta de la inauguración tendrá un kilómetro porque faltarán tijeras para tantas manos. Da lo mismo. Es una realidad, será en Huelva y en las próximas décadas veremos su impacto.

Igual si creemos en nuestras posibilidades lograremos más que lamentándonos por los rejonazos recibidos.

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