Qué peligro es Vox

Los que equiparan a Vox con Bildu o todavía más saben muy bien qué temen

Hay una injusticia muy burda en equiparar a Vox con Bildu, como ya reconocen hasta los de Cs. Los hechos (asesinatos, secuestros, violencia callejera, exiliados, ideología totalitaria, etc.) son tremendos. A pesar de lo cual, incluso quien no tiene el móvil de la complicidad ni la conveniencia de la coartada (recuérdese a Casado ayer no más en la moción de censura) ha incurrido en esa equiparación, y ya hay quienes -como Ábalos Meco- consideran mucho peor a Vox que a Bildu, y vámonos que nos vamos.

Cuando una mentira es tan basta tiene que tener un asidero subconsciente. Si no, la vergüenza impediría propalarla. ¿Existe? Sí. El partido de un Abascal acosado por los etarras y de Ortega Lara representa, en efecto, un peligro más serio para el statu quo que Bildu.

Si esto le parece un disparate, búsqueme otra explicación para el terror cerval que produce el partido verde, que no ha matado una mosca y que en sus manifestaciones se conduce con civismo suizo. Bildu encaja en la mecánica implícita del montaje de ir repartiéndose a pedazos la nación, tanto a la chita callando entre taifas autonómicas sin ínfulas extrañas, pero con sus chiringuitos intocables; como entre las nacionalidades históricas con más escaparate; y siempre entre los partidos políticos, que son autonomías transversales de unidad de destino en lo presupuestario.

La inconstitucionalidad de Bildu, como la de ERC o el PNV, está en el guión; mientras que la constitucionalidad de Macarena Olona y Espinosa de los Monteros, es como si se echasen al monte. Porque una cosa es la Constitución escrita y otra muy distinta la que van arrastrando por el barro del aggiornamento. Esto también pasa en Estados Unidos: los que quieren aplicar la Constitución según lo que reza son acusados de antidemocráticos y reaccionarios por los que quieren hacer de su capa un sayo a la última moda. Defender el sistema es antisistema.

Incluso la reforma que propone Vox de las autonomías la harían -afirman- según los procedimientos de la Constitución; aunque ni reforma haría falta, pues todo el Título VIII se dejó ambiguo y cabe tanto un roto y un descosido (que es lo que han metido) como un arreglo y un zurcido (que es con lo que sueña Vox). La peligrosidad de Vox, por tanto, es cierta desde la perspectiva de los que, desde este statu quo por derecho que nos han echado encima, le temen más al Estado de Derecho que a una vara verde.

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