La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

La paz fingida del separatismo

Que hay violencia en el 'procés' sólo pueden dudarlo algunos príncipes de la 'revolución chic'como el cómodo Guardiola

Uno de los mantras favoritos del independentismo catalán es su supuesto carácter pacifista. Le conviene muchísimo emparentarse con los grandes movimientos de masas de la no violencia, de Gandhi a Luther King, y ganar prestigio y legitimidad frente al Estado represor que persigue la disidencia y le obliga a la confrontación y la acción unilateral. Todo más falso que el beso de Judas.

Para empezar, pocas cosas hay más violentas que cargarse la legalidad democrática que asegura la libertad de todos, aprobar las leyes de desconexión sin contar con la mayoría social, organizar un referéndum sin garantías democráticas y proclamar una república -aunque sea la más efímera del mundo-, arrebatando la soberanía al conjunto de los ciudadanos españoles. Lo que hicieron en otoño fue así de simple: abolir la Constitución y cargarse la unidad de España y su forma de gobierno de una tacada, y sin anestesia.

¿Todo esto se ha hecho sin violencia física? ¡Qué va! Hasta 315 actos de violencia ha documentado la Guardia Civil durante las semanas cruciales del fracasado procès. Algunos los ha podido ver cualquiera, como el asedio a los agentes judiciales y policiales ante la Consejería de Economía, los ataques a la Guardia Civil en sus pueblos de acogida, los cortes de autopistas y estaciones de tren, los acosos a partidos constitucionalistas, las presiones a jueces y periodistas o la ocupación de locales de votación para facilitar el referéndum prohibido.

Más aún, cuando los jefes de los Mossos avisaron a Puigdemont y Junqueras del riesgo de violencia grave si se celebraba el referéndum ilegal, Puigdemont y Junqueras hicieron caso omiso de la advertencia. Ordenaron a los mossos que no ayudaran a la Guardia Civil a impedir la consulta, sino a los alborotadores a imponerla. Una pregunta: si están de verdad contra la violencia, ¿por qué no han votado en contra en el Parlament de todos los actos violentos? Es sencillo: porque desde el principio habían decidido la secesión al precio que fuera: dialogando si el Estado la aceptaba, con violencia (llamada movilización popular) si la rechazaba.

No sé si esta estrategia permite atribuir a Puigdemont y compañía un delito de rebelión en sentido estricto, pero la violencia está presente y activa en el procés sin ningún género de dudas. Sólo pueden dudarlo algunos príncipes de la revolución chic, como el multimillonario Guardiola que azuza a los lobos de la secesión desde su cómodo refugio.

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