La despedida de agosto y la bienvenida a septiembre, símbolos ineludibles de cambios, propician que el "hoy" se convierta en un buen momento para recapacitar sobre lo ocurrido en el pasado reciente y reflexionar acerca de lo que debe mejorarse. Este mes nos brinda una oportunidad única no sólo para conocer hechos, sino para poder relativizarlos.

Seguro que conocen la aventura vivida hace unas semanas por la alcaldesa de Minas de Riotinto en su pueblo, ya que se ha visto involucrada en un hecho que incumple una normativa de la Dirección General de Tráfico. Resumidamente: La Regidora se desplazaba por su municipio en un vehículo eléctrico, compartido con dos amigas y, para colmo, sin casco.

¿Imaginan ustedes a toda una Señora Alcaldesa montada en un patinete con dos amigas más y partiéndose las tres de la risa? (¡Cuántas veces he soñado yo con poder hacer algo de eso!) ¿De veras puede calificarse como 'normal' y ausente de intenciones perversas, que en medio de una tenebrosa oscuridad (hasta quien grababa dudó si era un ciclomotor o un vehículo eléctrico), se salga a la calle para grabar, con alevosía y sin el debido y obligado permiso para ello, a las usuarias del patinete? ¿No hay cierta dosis de nocturnidad y traición? ¿De verdad es tan transcendental el hecho para que el vídeo se hiciera viral rápidamente? ¿No se acerca más al cotilleo? Cualquier suceso, por repetido que sea, cuando es apasionadamente discutido, ampliamente difundido y malinterpretado, lleva intenciones ocultas.

Claro que no está bien lo que hicieron las chicas, claro que fue irresponsable, claro que merecen la correspondiente multa, sea alcaldesa o Presidenta del Gobierno, del PP, del PSOE o de Los Verdes, pero… ¡Qué tranquilidad comprobar que los representantes políticos, ya sean municipales, autonómicos o nacionales, tienen vida propia! ¡Qué satisfacción para el municipio contar con una regidora que sabe diferenciar su trabajo y su vida personal! ¡Qué calma asegurarse de que detrás de esa vara de mando, hay una persona con virtudes y con defectos!

Ya está bien de tanto estereotipo, tanta hipocresía y tanto político o política con cara de palo. Rían, por Dios, rían aunque sea de vez en cuando, rían sin cámaras, sin fingimientos, cumpliendo las normativas y, por supuesto, pagando los 300 euros correspondientes de la multa.

¿Por qué no aprovechar lo ocurrido y se va aprendiendo a convertir los errores en aprendizaje?

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