La otra orilla

Ni un paso atrás

A los terroristas machistas hay que derrotarles sin ceder un ápice, sin negociar lo más mínimo

Andan PP y Ciudadanos negociando la formación de gobierno en Andalucía. Después de las últimas elecciones autonómicas parece que por fin el Partido Popular, tras su derrota electoral -ha sido su peor resultado- va a gobernar en Andalucía con el apoyo de Ciudadanos y de Vox. Con Ciudadanos ha llegado a un pacto de investidura y parece que también a un acuerdo de gobierno. Ya se han repartido las consejerías y han firmado el programa de gobierno. En ese programa incluyen una mayor dotación para las políticas contra la violencia machista y un desarrollo de la Ley contra la Violencia de Género, una ley sobre la que existe o existía un consenso entre todas las fuerzas políticas de nuestro país.

Hasta aquí, todo bien. El acuerdo es lícito y los números dan, hasta que ha llegado Vox y mandado parar. El partido de Abascal dijo que nanai de la china, que si PP y Ciudadanos quieren sus votos para gobernar, deben derogar la Ley contra la Violencia de género y sustituirla por otra, que les da igual si se repiten o no las elecciones. Ciudadanos parece que se mantiene firme en lo acordado y ha dicho que la Ley contra la violencia machista no se toca, pero el PP, ¡ay el PP!, ha empezado a variar el discurso y ya está empezando a hablar de violencia doméstica... Y ese es el peligro.

Negociar con un partido ultramontano, racista y machista es un riesgo que no debe correr ningún demócrata por mucho que sus votos hagan falta para obtener el poder. Ceder a las exigencias de Vox es dar pasos atrás en las conquistas que hemos logrado. Han sido muchos los años en los que la mujer ha sido considerada como un objeto, maltratada, ninguneada. Ha sido mucha la lucha de tantas mujeres para llegar a conseguir espacios de igualdad y es tanto lo que queda por recorrer que no podemos dar ni un paso atrás. Son muchas las muertas en el camino, son muchos los golpes, la intransigencia, el desprecio, que hay que seguir batallando y mirando hacia adelante. El terrorismo machista debe ser vencido con posturas fuertes y cívicas, que devuelvan la dignidad arrebatada a las mujeres, con leyes que castiguen las muertes, las violaciones, los golpes, con políticas que nos hagan seres de la misma estatura. A ETA se la derrotó con leyes y con el aislamiento social y político. A los terroristas machistas hay que derrotarlos de la misma forma, sin ceder un ápice, sin negociar lo más mínimo, aunque no haya gobierno.

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