Visiones desde el Sur

A los parlamentarios

Los políticos han de deponer sus luchas partidistas y trabajar de una puñetera vez

Martín de Riquer mandó a la editorial Acantilado un ensayo que nació póstumo dado que no vio la luz hasta dos meses después de su muerte. Riquer fue un experto en el medievo. Miembro de la RAE, obtuvo el Premio Nacional de Ensayo, el Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, el Nacional de las Letras y otros muchos en los que no me detengo.

A la ingente obra de Riquer no sólo han de acercarse los especialistas sino todo lector al que le interesen los clásicos, el imaginario de Cervantes, el mundo caballeresco, de los trovadores, de las gestas o de la heráldica.

Este ensayo de Riquer, el que envió a Acantilado, sobre Tiranc lo Blanc, publicado 550 años después de la aparición del libro que escribiera Joanot Martorell en 1464, y del que Cervantes dijera que era "el mejor libro del mundo", merece ser leído por puro placer, que es por lo que hay que leer aparte de para adquirir conocimientos.

Viene a colación el citar a Riquer, a Martorell y a Cervantes, por el hecho de poner en valor la ficción como elemento necesario para conformar el devenir; pero, también, para separar, por necesarias, de una vez por todas, la política de la ficción. Veamos.

Los políticos españoles han de bajar del escenario en que se encuentran representando una malísima obra teatral y descender al barro de la realidad. La ciudadanía solo quiere que se le resuelvan sus problemas cotidianos. Hay personas que no comen, que no tienen trabajo, que en su caso y si lo obtienen cobran un sueldo de mierda, que los jóvenes han de optar o por marcharse a otro país o por vivir a costa de sus padres, que la xenofobia está creciendo, que el machismo mata, que los que más ganan han de pagar más impuestos, que los mayores han de vivir dignamente, que la sanidad ha de ser universal, que la educación es necesaria, que el cambio climático es una realidad y hay que tomar medidas urgentes, que primero han de estar las personas y luego los beneficios de las grandes corporaciones, que hay que arrinconar a los violentos, que el tiempo no es elástico y hay que actuar sin más dilaciones, que hay que gobernar y tomar medidas con carácter urgente en multitud de campos… En fin, que los políticos han de deponer sus luchas partidistas y trabajar de una puñetera vez en la resolución de los problemas que nos acucian y fagocitan como sociedad. Lo demás es ficción y hay que dejarla o para los escritores o los dramaturgos. ¿Se han enterado sus señorías? ¿O aún no?

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