¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

¿Pero qué país?

La primera alianza de Errejón con Compromís indica que incluso la izquierda más 'cool' depende del nacionalismo

Los que conocen a Íñigo Errejón elogian su inteligencia y critican su falta de agallas. Incluso ahora, cuando por fin ha decidido enfrentarse a Pablo Iglesias, lo hace pidiendo perdón, con una candidatura quirúrgica pensada por los gurús de la demoscopia (la nueva izquierda está llena de ellos) y con la boca chica. Sin embargo, Errejón, pese a su aspecto frágil y aniñado, está demostrando que es terco y correoso, como los buenos pesos pluma. Aguantó la campaña que le organizaron las cloacas del PSOE andaluz (con el colaboracionismo de algunos universitarios arribistas) y encajó una tras otra las puñaladas del de Galapagar. Errejón es un feo sexi, un tipo que cae bien y que, sobre todo, es capaz de articular un discurso de izquierdas que suena a moderno y que prescinde de viejos tópicos y caspas revolucionarias. A su lado, el coletudo Pablo Iglesias, con sus vivas al Grapo y su verborrea sacada de Althusser, resulta un avatar de la momia de Lenin. Errejón habla de movilidad, de ecología, de política fiscal redistributiva y de otros topónimos progresistas y consigue que no suenen a hueco, que incluso muchos de los que se persignan ante los discursos de la siniestra pongan las orejas tiesas y escuchen con interés. Se puede estar de acuerdo o no, pero aporta frescura y autenticidad al debate público.

Más allá de quien gobierne finalmente, el próximo 10 de noviembre puede suponer el nacimiento de una nueva izquierda en España, de un partido que capte las inquietudes de las clases profesionales urbanas con sensibilidad progresista, como hizo en su día el PSOE de Felipe González. Caladeros hay de sobra y no sólo en Podemos. Errejón tiene, y lo sabe, mucho que rascar en un PSOE que hace muchísimo que es incapaz de entusiasmar a nadie; incluso algún voto rascará de los sectores más desencantados del electorado de Ciudadanos.

Pero no todo es positivo en el factor Errejón. No tiene ninguna experiencia en gestión pública y su primera alianza con Compromís (máscara nueva del viejo nacionalismo progresista valenciano) indica que la izquierda española, incluso la más cool, sigue sacrificando cabras en los altares de los partidos que abogan, como mínimo, por la disminución de España. Errejón nos propone Más País, pero ¿cuál de ellos? ¿El vasco, el catalán, el valenciano, el gallego...? Mucho nos tememos que Errejón no tenga agallas (o convicciones) para decir, sencillamente, Más España.

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