Númbero

Enhebrando

Habría que mencionar el Club de tenis, recuerdo que desde la casa de mi infancia veía esa sucesión de pistas de tierra y cemento

Marinero en tierra

El Velódromo
El Velódromo / H.I.
Manuel González Mairena

20 de septiembre 2024 - 11:51

Huelva/Alguna vez lo he dejado por escrito, si algo me regocija del legado histórico de cualquier cultura es el uso que los habitantes hacen sin saberlo de aquella herencia. Es el sustrato pasado de generación en generación. Y en Huelva el legado británico da para mucho, también para una feria como en estos días. De todo el legado me quedaría con ese hibridismo lingüístico que es númbero, término que el corrector pretende cambiarme insistentemente. Pero tampoco renegaré de la arquitectura, con la Casa Colón o el Muelle del Tinto, voz popular para el Muelle de Riotinto. Y el Barrio Reina Victoria, nuestro Barrio Obrero (¿alguien sabe qué fue de la serie Barrio inglés en TVE?). Por cierto, ya que estamos con temas gubernamentales, un saludo al Sr. Puente, de parte de un onubense que también querría saber cuándo vamos a tener alguna infraestructura ferroviaria en condiciones, ya me da igual si se llama AVE o lo que sea.

Y dejando el hooliganismo aparte, pero no el deporte, habría que mencionar el Club de tenis, recuerdo que desde la casa de mi infancia veía esa sucesión de pistas de tierra y cemento como si fueran algo normal, cuando en realidad no lo era, como la hermosa anomalía tenístisca de tener en propiedad la Copa del Rey. A nuestro balcón llegaban más pelotas amarillas de las que podría contar, lástima que no tuviera ni afición por la raqueta ni perro, por aquello de haberlas aprovechado.

Desde aquella terraza también veía la Plaza del Velódromo, con el sueño del fútbol y sus orígenes, el football venido en barcos desde las Islas Británicas, el germen del Real Club Recreativo de Huelva, que el 18 de diciembre cumplirá 135 años, con algo de zozobra en estos días, con incertidumbre ortográfica entre puntos y comas. Pero ya nadie nos quita eso, el punto de partida del balompié patrio, el deporte rey.

Esa semilla ha fructificado bien en esta ciudad. El fútbol para niñas y niños. Aunque cada vez hay más plazoletas donde se prohíbe jugar a la pelota y se da la paradoja de estar sin suficientes campos de fútbol once. Once, eleven. Eleven el listón, eleven el número de campos para clubes locales y aficionados, eleven las opciones de la práctica de este deporte, eleven la disponibilidad horaria, que no es de recibo que la chavalería esté entrenando en campos no acondicionados o de 21:00 a 22:00 teniendo que ir a la mañana siguiente a clases al instituto o que los fines de semana haya que madrugar más que el sol para cuadrar un partido en el calendario. Eleven, eleven. ¡Y viva el legado británico!

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