Esto va de los viejos acompañantes de ciegos que entre otras labores conducían al invidente por sinuosos vericuetos, pregonaban el número de la suerte y gozaban del pobre condumio que escasamente daba para colmar el buche.

Eran los mozalbetes que faltos de recursos salían a ganarse los cuatro cuartos necesarios para hervir el puchero y de camino servir de pioneros a los supuestos doctos en materia turística local.

Con el tiempo de cara, eran alegres, picaruelos y grandes conocedores de la ciudad y de citas diarias donde se reunían comerciantes, profesionales y tratantes de toda condición, y así andaban por callejas, plazuelas, mercados y parroquias y así también conocían horarios, costumbres y establecimientos donde se reunía la habitual clientela. En época invernal, cubrían su rostro con un pasamontañas y sólo podían verse ojos y labios, lo que no era impedimento para realizar su tediosas tarea.

Ahora, a los añosos lazarillos los hemos facultado en detrimento de otros ciegos que son acompañados por guías o enseñantes urbanos en la histórica misión de relatar a propios y extraños de dónde venimos, quiénes nos habitaron, qué elementos arquitectónicos nos ilustran, qué otras civilizaciones nos velan, qué usos y costumbres nos definen y un largo etcétera que no me atrevo a seguir compilando por aquello de que los denominados "guías oficiales" no hayan pasado el corte para lazarillear a los foráneos del Imserso, cruceristas the extranjis y aficionados a recorrer en tres días los milenios que atesora esta tierra.

Y uno se pregunta, inocentemente, dónde encontrar a esos nuevos lazarillos licenciados en ciencias tan dispares como el arte, la cultura, la arquitectura, los vestigios arqueológicos, las epopeyas marítimas y las tradiciones populares.

Me pregunto quién describe y enseña La Joya, el acueducto, el ajímez, Montija, el casco griego, el garum, el dogma de la Concepción de María, el convento de Santa María de Gracia, la aventura Descubridora, el legado inglés, los muelles de minerales, el acarreo de la Pescadería, el Recre del Velódromo, el tenis, el cricket, el viejo Hotel Colón sede del IV Centenario del Descubrimiento, el muestrario gastronómico, los brasiles ... ¿Dónde están?

Por desgracia, sólo veo a gentes solitarias que van "de aquí pa allá" preguntando dónde pueden zamparse una ración de gambas o un plato de jamón. ¿Y los guías?

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