Visiones desde el Sur

De nuevo

La Casa Real está tardando demasiado en dar explicaciones de las actividades del Rey emérito

No pretendía escribir más sobre la monarquía, pero, no queda más remedio. Veamos. El Monarca en la Constitución española es tan soberano como el que escribe, y como usted que me lee en estos instantes. La soberanía reside en el pueblo español y por tanto el peso de su voto es similar al mío, al suyo, y al de todas aquellas personas con derecho a voto en este país. Exactamente el mismo.

Reitero: la Casa Real está tardando demasiado en dar explicaciones al pueblo español de las actividades ilícitas del Rey emérito. Para nada valen querer zanjar las actividades execrables del mismo, manifestando, como se está haciendo por una buena parte de los partidos políticos existentes en la Cámara de representantes, que Felipe VI nada tiene que ver con su predecesor, Juan Carlos I. Disociar ambas figuras no es posible porque conforman un todo. Guste o no, es su hijo y su heredero, y por esa razón y no por otra, es Rey hoy en día y no lo soy yo o usted: dejémonos de monsergas y medias tintas. Y tal como recibió la corona, por herencia genética, recibe también sus embolados, que ha de explicar con todo lujo de detalles no solo al pueblo español, sino poner a disposición de la Justicia cuanta información disponga de estas supuestas comisiones que no son de recibo en un país democrático como el nuestro.

Y esta vez no vale pedir perdón y manifestar que lo siente mucho y que no volverá a ocurrir. Ya está bien de engañar al pueblo por parte de la Jefatura del Estado. El comportamiento de los partidos políticos existentes en el Parlamento español también resulta oscuro y patético. Invito a leer a sus señorías un ensayo de la pensadora Hannah Arent denominado La mentira en política. En el mismo, manifiesta lo que sigue: "El secretismo -denominado diplomáticamente 'discreción', así como 'arcana imperii', los misterios del gobierno- y el engaño, es decir, la deliberada falsedad y la pura mentira como medios legítimos para el logro de fines políticos, nos han acompañado desde el comienzo de la historia escrita. La sinceridad nunca ha figurado entre las virtudes políticas, y las mentiras siempre han sido consideradas como medios justificables en los tratos políticos."

Bueno, pues ya está bien de compadreos en la España de hoy, de políticos de tres al cuarto y de instituciones dañadas por comportamientos inadmisibles. Transparencia, señorías. Transparencia de la Casa Real en esta materia. No vale el silencio, no sirve, no puede hacerlo.

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