Crónica personal

Pilar Cernuda

¿Un nuevo ZP?

EN su intervención ante los diputados y senadores socialistas ha aparecido un Zapatero asentado, con ideas claras y aparentemente con la lección aprendida: debe corregir el rumbo. Ha conseguido un buen resultado electoral, pero el PP también ha incrementado los votos, lo que significa que un sector importante de españoles abominan de su primera gestión.

En sus declaraciones últimas Zapatero parece haber asumido que no es posible continuar con las frivolidades de antaño en ningún terreno, no sólo en el de las negociaciones con ETA -que más que frivolidades fueron irresponsabilidades, por negociar cuestiones políticas y por mentir a los españoles sobre esas negociaciones políticas-, sino también porque encaramos una legislatura muy dura, en la que las flaquezas económicas nos tienen, desde ya, con el miedo metido en el cuerpo. A las malas cifras sobre el crecimiento se suman las del paro, el número de empresas en quiebra o camino de laquiebra, los problemas agudos del sector inmobiliario o la crisis en la construcción.

Para millones de españoles,a la angustia de ver que se les tuercen las cosas, se suma la angustia de mirar el futuro con un gobierno de Zapatero, al que tienen razones para considerar uno de los políticos más mediocres que les ha tocado en suerte, o en mala suerte. Por eso provoca cierta tranquilidad observar su aparente cambio. Cambio hacia el sentido común, hacia la sensatez.

Empezó con la elección de José Antonio Alonso como portavoz parlamentario haciendo pareja con Ramón Jáuregui, dos personas que han dado motivos sobrados para provocar confianza en su gestión y en su forma de encarar los problemas, y ha seguido con comparecencias públicas que dan a entender que, como diría Felipe González, ha entendido el mensaje de las urnas. Un mensaje que indica que más que confiar en él, le han votado un puñado considerable de españoles que no querían ver a Rajoy ni al PP ni en pintura y han preferido a Zapatero como mal menor, dejando en precario a Izquierda Unida, PNV y ERC para impedir así que el PP ganara las elecciones.

Ojalá este nuevo Zapatero no sea una decepcionante fachada de cartón piedra, sino alguien que se va a tomar más en serio la tarea de gobierno. Ojalá sus iniciativas actuales y sus anuncios los lleve a la práctica de verdad, sin sectarismos, contando con todos para defender las grandes cuestiones de Estado, incluso con los que están muy lejos ideológicamente de lo que él defiende. Ojalá el Zapatero que vemos estos días sea el auténtico, sin engaños, sin mentiras, sin superficialidades, sin rencores y sin tratos discriminatorios, sin pactos del Tinell y sin aventurerismos. Ojalá.

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