Un nudo histórico

Un portugués y un español culminaron una fatigosa proeza matemática: la completa perimetración del globo

Aveces la casualidad parece no serlo, de modo que el mismo día en que Colón llega a las costas de Guanahaní, muere en su casa de Borgo San Sepulcro Piero della Francesca. Quiere decirse, pues, que en las mismas horas en que la Geografía y la Historia, a la manera de Heródoto, alcanzan una extraordinaria cima, allende el Mare Tenebrarum, muere en su aldea toscana uno de los graves formuladores de la Geometría moderna. Esto es, que en el reducido círculo de unas horas, se manifiestan y coinciden la totalidad de las fuerzas temporales y espaciales que darán nacimiento a la Modernidad, amparados bajo un mismo ángel: el Ángel de la Precisión, sombra especular y altiva de las ciencias.

Vasari, en sus Vidas, cuenta que un discípulo de Piero, fray Luca del Borgo, se apropió póstumamente de algunas obras matemáticas del maestro, publicándolas bajo su nombre. Pero este Luca, fraile ingrato y ambicioso, no era otro que Luca Pacioli, el inventor de la contabilidad por partida doble, que será la herramienta sobre la que se sustente el comercio, la compleja trama de préstamos y reaseguros que abre o acompaña el Mundo Moderno. Hay, no obstante, algunos hechos de soberana importancia, a los que no se les presta la atención debida: uno es el novedoso derecho de gentes postulado por el dominico Francisco de Vitoria, en el que se defiende, desde primera hora, la igualdad de los indios americanos y la propiedad de sus tierras, y que será recogido expresamente en la legislación de la Corona española. A esto deben añadirse otros acontecimientos de extraordinaria relevancia. El primero es la admirable audacia histórica y antropológica, vale decir, científica, del inquisidor Landa en La relación de las cosas del Yucatán, donde se pone en salvo una parte fundamental de la cultura maya. Y otro, no menor, es el debido a uno de los hombres más extraordinarios del XVI-XVII, el Inca Gracilaso de la Vega, hijo de capitán y de princesa, quien rescatará, como originalísimo humanista, la memoria oral de su tradición materna en los Comentarios reales de los Incas. En esas mismas páginas, el Inca Garcilaso se apercibirá, con ojo de mitólogo, de la similitud esencial entre las leyendas paganas y las de sus mitos incaicos. Y una inquietud pareja encontraremos en el inolvidable Bernal Díaz del Castillo.

Fue por aquel entonces -otra vez el Ángel de la Geometría-, cuando un portugués y un español culminaban una fatigosa proeza matemática: la completa perimetración del globo.

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