Ajuste fino

Antonio Castro

La nieta del señor alcalde

Frente al retorno al mito de la eterna juventud que se observa en nuestro querido Javier Barrero, el alcalde, Pedro Rodríguez, parece embarcado en una proclamación constante de la senectud, sobre todo desde la pasada campaña electoral. Don Pedro tiene una nieta que como tal es posiblemente la única que sea capaz de hacerle cambiar el paso, y en contra de lo que suele ocurrir con la mayoría de los políticos, que presumen de hijos pero no llegan a enseñar a los nietos para no parecer caducos, Pedro Rodríguez mostró a su nieta en la pasada campaña de las elecciones municipales y ha roto los esquemas en la inauguración del alumbrado navideño dándole a la pequeña el mando a distancia de las bombillas para que se vaya entrenando.

Si observamos, cuando Pedro Rodríguez muestra a su nieta y la integra en los hechos populares de su vida pública, más que pensar en el final de su etapa como alcalde por contraste con la extremada juventud del último eslabón de su cadena, lo que trata es de proyectar la larga sombra de su imagen política sobre la pequeña. Es decir, el alcalde ha encontrado en la nieta a la posible sucesora y trata de hacernos creer, así, como quien no quiere la cosa, que después de él no habrá partido distinto ni concejal de su equipo en la Alcaldía, sino que llegado el momento y cuando la pequeña aprenda lo que hay que aprender mientras la abuela la pasea por las mañanas, será ella la que previa nominación y elección le sustituya. Y mientras tanto, el alcalde está convencido de que seguirá en el poder... Es otra manera de ver el mito de la eterna juventud pero proyectado en una pequeña de poco más de dos años que se llama Belén.

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