Carver murió de un cáncer de pulmón a los cincuenta años dejándonos huérfanos de un habilidoso poeta y mejor cuentista.

Hay quienes dicen que el minimalismo que esgrimió en sus escritos le fue impuesto por el editor Gordon Lish; que, incluso, se atrevió a reescribir el final de muchos de sus relatos; pero, polémicas aparte, Raymond Carver se convirtió por derecho propio en padre de lo que se denominó el "realismo sucio".

Sus relatos, por la introspección psicológica que hace de los personajes, que la mayor de las veces son personas como él, tal que él… -dedicado a ocupaciones mal pagadas, luchando de forma continua contra la pobreza, llevado en volandas por la tragedia del alcoholismo, viviendo en una familia desestructurada-, tienen tal veracidad en la composición, que a uno le pareciera estar viendo esas escenas cotidianas que se enredan en las vidas de aquellos que poco o nada tienen, y que comienzan la vida con cada amanecer.

Debido a ese realismo sucio, sus cuentos han sido llevados a la pantalla y a los escenarios con enorme éxito. Si me necesitas, llámame (Anagrama) contiene cinco profundísimos relatos: El que da nombre al libro más Leña, Qué queréis ver, Sueños y Vándalos.

El libro fue publicado por su segunda esposa, la también escritora Tess Gallagher, diez años después de la muerte de Carver.

Carver fue traducido al japonés por Murakami, llevado al cine por Robert Altman, al teatro por Rafael Spregelburd… Carver es un grande del relato, posiblemente el mejor escritor norteamericano de su década.

En los escuetos dramas contenidos en Si me necesitas, llámame, el lector se verá transportado a espacios inevitables en donde los seres humanos que lo habitan parecen compelidos a las más fatídicas de las suertes: las infidelidades, aceptadas o no, el alcoholismo, la pasividad ante los acontecimientos, una cierta apatía casi congénita ante lo acontecido en derredor… un río incesante que arrastra a la sociedad hacia lo inevitable: su destrucción.

Por eso Carver, en esta Europa que se desmorona ante nuestros ojos, está más de moda que nunca. Leer a Carver es una necesidad. Tan o más necesaria como cambiar las actuales estructuras de los sistemas de partidos en Europa. Hay que darle una vuelta de tuerca al sistema y propiciar un cambio radical en la relación existente entre éstos y la ciudadanía.

O llegaremos a la apatía, a la desidia, al abandono… como los personajes de los relatos de Carver.

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