De mociones y libertades

Podemos hace lo que puede y lo que debe. Perderán. Posiblemente. Pero es su apuesta

Podemos ha metido la mano en un avispero. Y todo el mundo les critica por tamaño despropósito. Porque el despropósito es meter la mano, y no que tengamos un Parlamento bajo sospecha, con un Partido Popular acorralado judicialmente y un Partido Socialista debatiéndose en sus problemas internos. Es lógico, políticamente hablando, que ni uno ni otro tengan el cuerpo para fiestas. Pero habrían de reconocer al menos que Podemos hace lo que puede y lo que debe. Perderán. Posiblemente. Pero es su apuesta, su batalla. Y está dentro de la lógica de una formación política que nace de donde nace, y que aspira a lo que aspira. Esto es política. Y esta política ya no puede entenderse exclusivamente desde el marco del bipartidismo. Hay otros actores en el panorama político, y han llegado para quedarse. Lo de tratarlos como a críos puede funcionar un tiempo, pero termina poniendo en evidencia al que ningunea: representan a un montón de gente bastante bien preparada, adultos.

Por otra parte: los ciudadanos están un poco cansados de que todo se resuelva desde la descalificación personal al adversario. La política necesita ejercicio político: no todo es una tertulia en prime time, no todo es un tuit, un chiste, una risotada, un desvarío. En algún momento hay que abordar las cuestiones de fondo, las ideas, el proyecto de país, las estrategias del largo plazo… Da la impresión de que muchos políticos pretenden apropiarse no sólo de las instituciones, sino también de las ideas, como si nadie más que ellos pudiera gobernar un país, dibujar un futuro, entender las necesidades y los miedos de la gente. Las urnas hablan, dicen con la boca llena. Pero cuando las urnas dicen cosas distintas y nuevas vuelven el rostro y silban distraídos.

Los hechos están ahí: esos mismos señores que nos decían que vivíamos por encima de nuestras posibilidades han estado robando sin disimulo en las arcas públicas de ayuntamientos, diputaciones, comunidades… cientos de miles de millones, millones que posiblemente no recuperemos y que nos han empobrecido y debilitado. Y en este robo han sido cómplices las instituciones que debían haber velado por nuestros intereses. Quedan pocas dudas sobre esto, pero si alguien propone una moción de censura contra todas estas prácticas… llueven las tortas contra la mano que señala la luna. Un solo apunte más: escribo esto en el Día de la Libertad de Prensa. Eso es un lujo que a veces no sabemos defender. Y que lamentaríamos perder.

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