La otra orilla

dimas Haba

Más de lo mismo

YA tenemos Gobierno. Después de un año de marear la perdiz, Mariano Rajoy vuelve a presidir el Gobierno de esta nación llamada España. Y mucho me temo que este nuevo Ejecutivo del PP será más de lo mismo. De momento ese ente que gobierna nuestro destino llamado Europa nos advierte de que hay que apretar más a la ciudadanía. Ya nos ha dicho que hay que flexibilizar el mercado de trabajo con nuevas reformas, que hay que limitar el techo de gasto público y que debemos recortar un poco más el déficit. Traduciendo las exigencias europeas hay que dar otra vuelta de tuerca que incida en la precariedad laboral y en el austericidio que ha hecho que en nuestro país aumenten las desigualdades y la pobreza. La única diferencia con respecto a las anteriores elecciones que dieron mayoría a Rajoy y su "tropa" estriba en que ahora Rajoy ha accedido al Gobierno con el de Ciudadanos y con la abstención del PSOE.

Al margen de las circunstancias políticas que han acabado con la muerte asistida del principal partido de la oposición, quisiera reflexionar sobre los programas y las promesas electorales. Hemos escuchado en estas dos últimas campañas a los distintos líderes políticos decir que el programa es un contrato con la ciudadanía. Y el contrato ha durado poco. Rivera repetía que su partido nunca apoyaría un Gobierno con Rajoy al frente, que el partido de la corrupción tenía que renovarse si quería su apoyo. Y a las primeras de cambio dio el , con Rajoy presidiendo el Gobierno. Su promesa ha durado un suspiro. Por su parte el PSOE, en campaña, también dijo que nunca permitiría por activa o por pasiva un Gobierno del PP: El no es no se ha convertido en gobierna a ver qué pasa.

¿Para qué sirven, pues, las campañas electorales? Da la impresión de que las direcciones de los partidos están por encima de los compromisos con la militancia y el electorado, que sólo son papel mojado. Y esto es lo que puede acabar con la fe de la ciudadanía en el sistema y no unas terceras elecciones. Los ciudadanos necesitamos confiar en nuestras opciones políticas, necesitamos saber que lo que votamos tiene sentido y no va a ser cambiado por un comité federal, una gestora o una comisión ejecutiva. Si no, el voto valdrá de bien poco y sólo la protesta en la calle tendrá sentido. Mientras tanto, nuestra democracia se seguirá debilitando y nuestro país seguirá sufriendo más de mismo: empobrecimiento, paro y desigualdad. Tiempo al tiempo.

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