¡Sin miedo!, ¡asesinos!

Gafas de cerca

04 de noviembre 2025 - 03:06

Don Félix era guarda y encargado de mantenimiento del colegio, que estaba situado en el medio de la nada hecha trigales. Era de un poblado de Extremadura, y solía echarnos en cara, con su natural prudencia y quizá cierto temor por los padres del niñato de turno, que los andaluces nuevos nos llamáramos, como si nada, “hijo de puta”. Por ejemplo, en la fila del comedor, delante de las mujeres que nos servían los platos de las bandejas: esto, para Félix, que no sabía que era un adelantado contra el micromachismo, hacía más feos el insulto y la actitud. Decía que hijo de puta era una expresión propia de mala gente, ¡y sobre una madre! Que, por menos de eso, en los pueblos de su tierra le pegaban a uno un estacazo en la espalda o la mismísima crisma.

Se trata de un caso de la trivialización de los insultos. Siempre ha sucedido, desde hace la “ostia” de tiempo (no digo “hostia” con permiso de los correctores: será porque, temeroso de que el de Arriba tenga un mal momento, prefiero escribirlo sin H, a ver si el rayo le cae a la encina de al lado, y no me deje churrascado a mí.

En tiempos de hispánica política encabronada –éste es un adjetivo preciso–, se utiliza la palabra “asesino” con una gratuidad que trivializa su brutal significado, y se propina a coro a quien haga falta. Mencionaré dos casos. Uno, el del presidente del Gobierno, Sánchez, a quien muchos tachan de asesino, como si lo llamaran Pedro, como si soltaran un regüeldo de alubias y acidez. Otro, calentito del horno, el de Carlos Mazón, dimitido ayer: mil veces dicho “asesino”. Que, sí, pudo haber estado al timón en un maremoto, en una superficie tan grande como todas las Baleares. Y pudo luego haber dimitido por no haber estado a la altura en un momento crítico. Por otro lado, completamente inafrontable ante la sorda y despiadada acometida de la naturaleza. Imprevista por todo, letal. Asesina, sí: ella sí.

Mazón será un absentista, un golfo, un político made in Spain, o sea, que no dimite ni echándole una reala; un cínico o un chupóptero. Pero, ¿asesino? ¿Son asesinos Sánchez y Mazón? ¿O son sus odiadores oficiosos, y no tanto los familiares de las víctimas a quienes el insulto no alivia, los que transforman su odio con la misma ligereza con que insultan como sólo una manada de humanos sabe hacerlo?

stats