Qué maravilla el teletrabajo (o no). La crisis sanitaria del coronavirus y el confinamiento provocaron la llegada del trabajo a distancia a nuestras vidas. Negocios con las persianas echadas, oficinas vacías, y trabajadores intentando funcionar desde casa con unas condiciones nada óptimas y sin experiencia previa en trabajo en remoto. El peque en casa gritándo "papá me aburro", la tele de fondo con el programa de actualidad en el que hay veinte expertos en pandemias, tú en pijama viendo cómo se te escapa algún michelín por debajo de la camiseta y el mismo te saluda con cara de "he venido para quedarme. Te esperan semanas encerrado sin ir al gym. Te vas a enterar". Joder, qué expresivos son los michelines. No culpemos a los trabajadores. Debemos reconocerlo. Miles de empresas no estaban adaptadas a una forma de trabajar que requiere cambios en la forma de entender y gestionar el negocio. Las aplicaciones de gestión de equipos y tareas, los chats corporativos, las herramientas para videoconferencias… Todo esto ya existía antes de que el coronavirus llamara (por desgracia) a nuestras puertas. Pero claro, nos dieron una "guantá" con la mano abierta y tuvimos que espabilar. Así que, ¿ha sido teletrabajo lo que han practicado la mayoría de españoles en todo este tiempo? Pues un primo hermano, o quizás lejano. ¿Y estamos preparados para el teletrabajo? Buena pregunta Álvaro, buena pregunta. Teletrabajar tiene algunas ventajas muy importantes, pero un teletrabajo mal aplicado las destruye, les da una patada y las manda al reino de muy muy lejano. Es en ese momento cuando aparecen las mentiras del teletrabajo. Veámoslas a continuación: Permite una mayor flexibilidad horaria. Cuidado. Arma de doble filo a la vista. Esa flexibilidad puede ser malentendida y quizás recibas llamadas de tu jefe fuera de horario laboral en las que se justifica con un "no pasa nada. Si total, tienes el ordenador a mano y no tendrás otra cosa mejor que hacer". A lo que tu cabeza responde "Bueno, a ver. Tengo una vida".

Reduce el estrés. Aquí a más de uno le estará dando la risa. Trabajar desde casa puede reducir el estrés al estar en un entorno agradable y de seguridad. Vamos, las condiciones que prácticamente todos hemos vivido en el confinamiento pasado, ¿verdad?

Aumenta la productividad. Dicen que el hecho de no depender de factores externos como los atascos para ir a la oficina es muy beneficioso e incrementa la productividad. Porque claro, en casa no tenemos ningún elemento que distraiga nuestra atención. ¿Algún experto en procrastinación en la sala?

El teletrabajo que se aplicó a gran parte de los trabajadores en el primer confinamiento es un insulto al teletrabajo de verdad, al bien aplicado. Ya es hora de abrazar una cultura más productiva y de prepararnos para ser eficaces a distancia y en movilidad. Por mi parte, lo que he abrazado es un dolor de espalda insoportable. Esta semana he comprado un escritorio para instalarlo en la esquina del salón de casa y así poder trabajar como está escrito. Hasta las 00:00 del pasado martes montándolo. A la mañana siguiente no me podía mover. Viva el teletrabajo.

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