Hay al menos 19 asuntos que me preocupan más que ese del que usted me habla y como creo que en los 2.400 caracteres de los que dispongo no voy a poder desarrollarlos todos, comprenda que no dedique ningún esfuerzo a explicar mi postura sobre ese asunto del que usted me habla. No hay consenso en la calificación que merece la situación que vivimos: los hay que hablan de crisis, otros, directamente de catástrofe. Yo no me siento capaz de utilizar ninguno de los calificativos pero creo que la sociedad entera debiera involucrarse en la solución en, al menos, los seis asuntos más graves de esos 19 que les digo.

Para mí, un asunto que debiera ocupar portadas de periódicos, programas especiales en televisión y medidas excepcionales por parte de los gobiernos es el Cambio Climático, que ya está empezando a enseñar los dientes, aunque todavía hay quien se atreva a negarlo.

Para mí, un asunto que debiera ocupar portadas de periódicos, programas especiales en televisión y medidas excepcionales por parte de los gobiernos es la situación de los millones de personas que se ven obligados a huir de sus casas por las hambrunas, las sequías, las dictaduras o las guerras, enfrentándose en la huida con alambradas, fosos y un incierto futuro.

Para mí, un asunto que debiera ocupar portadas de periódicos, programas especiales en televisión y medidas excepcionales por parte de los gobiernos es la creciente desigualdad que deja a tanta gente sin casa, sin comida, sin esperanzas... mientras unos pocos disfrutan de obscenos privilegios, con rentas que superan nuestra capacidad de contar.

Para mí, un asunto que debiera ocupar portadas de periódicos, programas especiales en televisión y medidas excepcionales por parte de los gobiernos es el machismo, el que mata y el que humilla, el que justifica desigualdades, roba la dignidad y la libertad.

Para mí, un asunto que debiera ocupar portadas de periódicos, programas especiales en televisión y medidas excepcionales por parte de los gobiernos es la corrupción. Esa que no sólo saquea las arcas del estado sino que pone las instituciones al servicio de los intereses de unos pocos, dictando políticas energéticas, urbanísticas, sanitarias… para mayor gloria y beneficio del corruptor y olvidando, con ello, el bien común.

Me va a perdonar, pero a mí, incluso la basura y lo que hacemos con ella me parece un problema más grave que ese asunto del que usted me habla.