La otra orilla

víctor rodríguez

La maquinaria

Comienza, o tal deberíamos decir, continúa, la Legislatura, con la sensación de que se cambia para que todo vuelva a seguir igual, anclados como estamos desde hace tanto tiempo en esto que en su día advirtió José Chamizo de "la peleíta" y que consiguió que rápidamente todo el Parlamento Andaluz se pusiera de acuerdo para destituirlo del cargo de Defensor del Pueblo. La política hace demasiado tiempo que se convirtió en un ejercicio endogámico donde el logro y mantenimiento en el poder está por encima de la gestión del bien común. Los partidos se convierten en gigantescas máquinas engrasadas para ganar elecciones y para sostener todo el aparato del que se benefician un gran número de afines, todo lo demás no importa.

Significativa la camiseta que lucía Diego Cañamero en el Congreso: "voto sí sólo para echar a M. Rajoy". La unidad de acción para desbancar al partido en el poder, todo lo demás parece secundario, todo lo que se ha discutido llevaba la urgencia de la aritmética parlamentaria y no de un acuerdo de programa que, simplemente, no existe. Y, a partir de ahora ¿qué? Hay una ilusión contenida, porque muchos han vendido la vaca para comprar el pienso, y pronto se van a dar cuenta de que una cosa es el deseo y otra la tozuda realidad del sistema, aunque, ya puestos, en mi carta a los Reyes tendría en cuenta eso de suprimir ya la ley mordaza, y hacernos entender en lugar de intentar meter en la cárcel al diferente, aunque sea más maleducado que nosotros, dónde va a parar. Eso del impuesto al Sol también es para mirárselo; dejar que la gente organice su consumo eléctrico, llegar de una vez a cumplir el acuerdo 20/20 y prepararnos para el calentamiento global. Una Ley de Transparencia para saber en qué se gasta el dinero público o con qué lobbies se reúnen los ministros, sería un avance. Contar con una RTVE plural, abierta y de servicio público sé que le va a quitar mucha cuota de pantalla a Ferreras y La Sexta, pero qué menos que la tele y radio públicas digan la verdad y abran las mentes, más allá del ciclo de películas de Paco Martínez Soria actual.

Y para Huelva, mira, me conformo con poco, no ya de AVE o autovías; un plan honesto y ambicioso de recuperación del espacio de los fosfoyesos. Ahora, sin Tejerina, puede que sea más fácil. Perdonen, se me olvidó que esto sólo ha sido para cambiar al presidente, ¡es que tengo unas cosas…!

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