Políticamente incorrecto

Francisco / revuelta

Lo macro y lo micro

Una de las críticas dirigidas al PP, cuando ha ofrecido datos de mejora de la economía, ha sido recriminarle que la misma no había llegado a las familias sino que sólo se daba en las cifras globales y en grandes empresas, por lo que no tenía que lanzar las campanas al vuelo, ya que no se reflejaba en los bolsillos de los ciudadanos corrientes. Argumentos de este tipo son frecuentes, si bien se les puede contrarrestar afirmándose que para lo segundo hace falta lo primero. Como puede apreciarse, lo expuesto es una muestra del proceso dialéctico entre lo macro y lo micro, algo que tiene su importancia y que es típico no únicamente con temas económicos sino también con otros, como los relacionados con los derechos y libertades. Con respecto a lo último podría servir de muestra hacer una confrontación entre lo que dice nuestra Constitución en algunos de sus artículos -que sería lo macro- con lo que le sucede realmente a más de una persona -lo micro-. Así, por ejemplo, es cierto que aquella nos garantiza, entre otras cosas, el derecho a la integridad física, el respeto como seres humanos, la libertad de opinión o de desplazamiento; sin que nadie -salvo lo legalmente establecido- pueda conculcarlos. Sin embargo, ya quisiera más de uno que eso se cumpliera en su día a día, pues se ven limitados, presionados o coaccionados, bien sea por un acosador, un majareta, un matón o un todo eso a la vez, padeciendo graves dificultades para hacer que la justicia pueda funcionar y le resuelva su situación. Este tipo de circunstancias acaecen más de lo que parece; no obstante, existe una falta de conocimiento de estos fenómenos en su justa dimensión, presentes tanto en círculos más o menos íntimos como en contextos más amplios, como barrios, empresas, oficinas, hospitales o universidades. Por tanto, para quienes están afectados por esta clase de problema, por mucha Carta Magna y leyes que supuestamente les reconozcan derechos y libertades, a nivel particular no tienen ningún motivo para sentirse satisfechos con su circunstancia personal. Pero para que no quedara ningún ámbito sin tocar, el fenómeno ha saltado a la política, donde algunos ven insuficientes el debate y la crítica para hacer valer sus puntos de vista y optan por ejercer la violencia física y psicológica, con la comprensión y aplauso de muchos, lo que delata que son unos totalitarios. ¿Si no es así, no se comprende el apoyo que ha recibido el condenado y reincidente Andrés Bódalo por parte de Podemos y de IU?

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